“El acceso abierto es solo el primer paso hacia un cambio más profundo en la publicación académica”
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Así de contundente se muestra Jason Priem (investigador postdoctoral en el Centro Nacional para Síntesis Evolutiva (NESCent)) en una entrevista publicada el pasado 27 de marzo en Sinc.
Jason Priem lidera el proyecto ImpactStory que permite a los usuarios comprobar la repercusión de una amplia gama de resultados de investigación a través de su sitio web (impactstory.org). Priem habla en la revista Nature de una nueva era de la comunicación científica, donde el poder de la web para difundir y filtrar dicha información se hará más evidente.
A continuación, les mostramos la entrevista realizada por Eva Rodríguez (Periodista y redactora de SINC especializada en información sobre ciencias naturales y sociales) del 27 de marzo del 2013.
A partir del próximo 1 de abril los siete Consejos de Investigación que cubren todas las disciplinas académicas del Reino Unido comenzarán su política de hacer inmediatamente accesibles por internet aquellas investigaciones financiadas con fondos públicos. ¿Qué implicará esta nueva normativa?
Supondrá un cambio evidente, ya que permitirá que los contribuyentes tengan acceso a la investigación que han financiado y, además, hará posible que los investigadores puedan obtener mucha más información sobre cualquier tipo de becas existentes. Dejar atrás el modelo arcaico de ‘acceso con peaje’ va a ser un hito, pero el mayor efecto será pasar del sistema de registro en una revista en papel a un ecosistema web.
¿Cómo se medirá el índice impacto en estas publicaciones?
En este nuevo ecosistema académico en la web, los productos de investigación se publican inmediatamente, y se filtran rigurosamente. Estos filtros aprovecharán los gráficos de citación, que se han creado recientemente, y también incorporarán lo que se denomina ‘altmetrics’: indicadores alternativos de impacto diseñados a partir de la lectura agregada, la discusión, la citación, y los patrones de recomendación de las comunidades de expertos y, para algunos propósitos, de otras audiencias más amplias también.
¿Cuánto cree que tardará en hacerse habitual la publicación en acceso abierto?
En realidad, creo que en quince años veremos la transición al acceso abierto sólo como el primer paso hacia un cambio más profundo en la publicación académica, que será tan importante como cuando hubo un cambio de la escritura de cartas a la creación de las revistas impresas.
"Será un cambio tan importante como cuando se pasó de la escritura de cartas a la creación de las revistas impresas"
¿Por qué no se estandariza en todos los países este sistema de publicación de acceso abierto a las investigaciones financiadas con fondos públicos?
Decir que los contribuyentes pagan por ello y que por tanto deben poder usarlo, suena razonable. Sin embargo, la realidad es un poco más compleja. Como a David Crotty [editor senior en la Oxford University Press] le gusta señalar, los contribuyentes subsidian muchas cosas con pagos adicionales para poder usarlas, como por ejemplo el transporte público. Si esta fuera la única razón, ¿por qué nadie ha abogado de forma seria por la defensa del open access hace veinte años? Los contribuyentes estaban pagando entonces por esas investigaciones también.
¿Pero es compatible con el modelo de negocio editorial actual?
Creo que la respuesta es que la web supone ahora un modelo de negocio viable. Eso ha quedado ampliamente demostrado por editores tradicionales tan relevantes como PLOS y BMC, entre otros. En el mundo web, la obligación de publicar en acceso abierto favorece los modelos de negocio accesibles frente a los modelos cerrados ¿Y por qué no habríamos de hacerlo? Si sabemos que puede funcionar, ¿por qué no habríamos de escoger lo que beneficia más a la sociedad en su conjunto?