No, tampoco se nos fue Juanma
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Aunque parezca que fue ayer, ha pasado ya casi un año desde que el profesor Juan Manuel Pérez Vigaray nos dejase nuevamente huérfanos. En la emotiva despedida que hizo Humberto Hernández, presidente de la Academia Canaria de la Lengua, aludía a las palabras con las que recibió la noticia: Y también se nos fue Juanma. Un nuevo varapalo volvía a sacudir a la comunidad universitaria de la ULPGC y a su Facultad de Filología, por la pérdida de otro de sus más queridos profesores y compañeros. No dejaron de llegar muestras de condolencia y cariño por parte del profesorado, estudiantado y personal de la Universidad. La doctoranda, Beatriz Morales, le dedicó estas palabras en el Canarias7: "Vigaray, tal como le conocíamos muchos de sus alumnos y alumnas, es inolvidable porque demostró que el sentido de las palabras y la formalidad de la lengua se puede aprender con humor, risas y pasión".
Desde el día 6 de marzo y hasta el próximo día 30, se puede visitar la exposición "La biblioteca de un filólogo: un paseo por los libros de Juan Manuel Pérez Vigaray" organizada por la Facultad de Filología con la colaboración del Departamento de Filología Hispánica, Clásica y de Estudios Árabes y Orientales y la Biblioteca Universitaria. Un pequeño "testimonio material de nuestras huellas", como dijo Jonathan Allen el día de su inauguración. Quizás lo que más destila esta exposición, al igual que el acto que tuvo lugar el pasado lunes, es ese "fleje" - definido por Jonathan como un caudal de cosas, un valor infinito que se multiplica -, ese fleje de cariño de todos sus compañeros y compañeras de fatiga universitaria y de toda esa prole estudiantil que supo ganarse a pulso.
Con estas palabras abría el acto de inauguración el Rector de la ULPGC, Lluís Serra Majem:
Hace casi un año nos dejó una de esas figuras que ayudan a crear vocaciones y dan prestigio a nuestra Universidad. Con él se fueron algunas de sus palabras, pero no todas. Su memoria está en quienes lo conocieron y en quienes aprendieron no solo en las aulas, sino en las conversaciones formales e informales dentro y fuera de la ULPGC; en quienes lo tuvieron como colega y amigo, y en su familia.
Que quienes nos sigan continúen la senda por nosotros iniciada y que lleguen más lejos: esa es la aspiración de quien ejerce esta profesión universitaria en la que se conjugan la investigación y la docencia, pero también en la que no dejamos de preguntarnos constantemente por qué suceden las cosas y cómo se pueden explicar.
La curiosidad es la madre del conocimiento; sin ella, difícilmente podríamos avanzar y progresar en todos los ámbitos de la vida. Por eso, es para mí un placer inaugurar esta muestra en la que podemos entender qué significa ser filólogo a través, precisamente, de los libros de un filólogo extraordinario como Juan Manuel Pérez Vigaray. A través de los libros que fueron nutriendo la curiosidad a lo largo de una vida.
Con ello, continuamos celebrando que la ULPGC tenga entre sus estudios los filológicos, de los que este año se cumplen 40 años gracias, precisamente, a personas como quien nos ha reunido hoy.
A continuación, en nombre de la Facultad de Filología, habló Dolores Fernández Martínez, decana, compañera y amiga:
La biblioteca de un filólogo nos dice mucho acerca de quién era Juanma como filólogo, una persona con muchas inquietudes e intereses, dentro de la filología, pero también fuera de ella… Y que entendía y valoraba el arte en todas sus manifestaciones: literatura, cine, música…
Profesor queridísimo entre el alumnado, entre el profesorado, y entre todos los compañeros que habitamos este edificio. Investigador reconocido, miembro también de la Academia Canaria de la Lengua, y un descubrimiento para todos en su gestión en el decanato por su implicación y su calidad humana.
Un filólogo, lector empedernido y gran conversador (siempre tenía una conversación para cada uno de nosotros que acompañaba con un excelente sentido del humor).
Juanma tenía la sabiduría de los grandes y la humildad, la discreción y la cercanía que tienen los grandes, que no saben que son grandes.
Gran filólogo e irrepetible como persona.
Jonathan Allen le escribió también una preciosa carta. Con las últimas palabras de esta misiva podemos concluir que, definitivamente, Juanma tampoco se nos fue, los grandes nunca se van del todo. "Quien fecunda el diálogo universal con los vivos y los muertos es nuestro espíritu, y ese espíritu es el que pudimos compartir aquí, en nuestra pequeña Facultad de Filología, en esta roca atlántica, cuyos almendros, amigo mío, están ahora, en flor".
El acto concluyó con la inauguración de un banco en su honor, en el patio de la cafetería, ese punto de encuentro y vida universitaria donde seguir creando vínculos académicos y personales. Por supuesto que no faltó una buena ronda de cervezas, una celebración muy al estilo Juanma, como a él le hubiese gustado.
Con todo nuestro respeto y cariño desde la Biblioteca de Humanidades (Campus del Obelisco), gracias a otro de nuestros gigantes y referentes universitarios:
Quizás todo esto no sean más que “molinos” y yo, a lo peor —y exagerando como siempre —, haya inventado “gigantes”; si así fuera, como don Quijote, acepto la verdad de mi locura.
Discurso de ingreso de J.M. Pérez Vigaray en la ACL (2003)