Maximiano Trapero o la pasión por la toponimia
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Maximiano Trapero es Catedrático de Filología Española, Profesor Emérito de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y autor de una ingente producción científica. Su intensa labor investigadora se ha desarrollado principalmente en los campos de la semántica léxica, de la toponimia, de la poesía oral de tipo tradicional (el romancero y el cancionero) y de la poesía improvisada en el mundo hispánico. Ha obtenido numerosos reconocimientos, recibiendo el Premio “Real Academia Española 2019 de Investigación filológica” de todo el ámbito de la Hispanidad, por su Diccionario de Toponimia de Canarias, realizado en colaboración con Eladio Santana Martel. El pasado 29 de junio, tuvo lugar la presentación del portal "Guanchismos: Diccionario de Toponimia de Canarias", que es un volcado de su diccionario de topónimos.
Nos encontramos, en palabras de Pedro Álvarez de Miranda, con un "filólogo pleno, filólogo de raza y de la mejor escuela". Pero además, y no por ello menos relevante o reseñable, con un profesor cercano, afable y de exquisita corrección, asiduo lector y colaborador de la Biblioteca Universitaria. Nuestros portales digitales incluyen también la colección del "Archivo de literatura oral de Canarias Maximiano Trapero" (incluido en mdC) y el portal de "Toponimia de las Islas Canarias".
Hoy queremos conocerlo un poco más de cerca y Maximiano Trapero no ha tenido ningún reparo en responder a nuestras preguntas:
P: Maximiano, ¿se es canario de nacimiento o de corazón?
R: Se puede ser canario de las dos formas, y en ambas con la misma intensidad. Los que son de nacimiento lo son por naturaleza, los de corazón, porque quieren serlo. Yo me acojo al dicho popular de Sancho: “No donde naces, sino donde paces”. En mi caso, lo soy porque he hecho de Canarias mi casa, mi lugar de trabajo, el espacio de mis investigaciones, el ámbito en que vivo, en que tengo mi familia, mis amigos y mis querencias. De los 76 años que ahora tengo he vivido 51 en Canarias. Y los que me queden…
P: ¿Somos tan pequeños como nos describen los mapas o mucho más grandes y abiertos al mundo?
R: Si nos vemos en el mapa, somos poco, apenas unas manchas en un océano de un mundo inmenso. Sin embargo, el nombre de Canarias es conocido en el mundo entero. Quizá alguien no sepa con precisión dónde está, pero sí reconoce el nombre de Canarias. La geografía puso a nuestras islas donde están, pero la historia las ha hecho universales. Y la proyección de España en América ha hecho de Canarias el centro exacto (geográfico y espiritual) del Mundo Hispánico. No, no somos tan pequeños…
P: ¿De dónde nació su pasión por recuperar el lenguaje de los guanches y cómo ha sido esta labor con el paso de los años?
R: Yo me acerqué a ese mundo a través de la toponimia. Descubrí que en el estudio de la toponimia podía desarrollar toda la investigación filológica: los aspectos fonéticos y fonológicos, los morfológicos y sintácticos, los léxicos y semánticos, incluso los meramente ortográficos. Y me di cuenta de que la toponimia era un campo prácticamente virgen en los estudios filológicos en España. Así que me dediqué a su estudio desde una perspectiva toponomástica, es decir, tratando de crear una teoría lingüística de la toponimia de Canarias. Y en su estudio me topé con el gran número de topónimos de origen guanche que hay en cada una de las islas del archipiélago. Y en ellos me he estado fijando durante 20 años, tratando de indagar los secretos que encierran unos nombres que hemos hecho nuestros y que utilizamos cada día, pero que pertenecen a una lengua perdida de la que desconocemos mucho más de lo que sabemos. Los nombres tienen dos caras, también los topónimos: conocemos y usamos el significante de los nombres de los topónimos guanches con plenitud pero el significado de la gran mayoría de ellos se nos escapa, como si de un fantasma se tratara. El Diccionario de topónimos de origen guanche que he publicado, con la colaboración de Eladio Santana Martel, contempla un total de 4.537 términos. Son muchos, muchísimos diría yo, después de cinco siglos de haber desaparecido la lengua a la que pertenecían. De ellos, estimamos que un 17% nos son conocidos en su plenitud, de un 28% podemos intuir su significado probable, pero del resto 55% su significado nos es completamente desconocido. El esfuerzo que nos ha significado ese estudio ha sido descomunal, un reto continuo. Ni por asomo creo que nuestro estudio venga a resolver los problemas de la lingüística guanche en general, ni siquiera los más específicos de la toponimia de origen guanche. Lo que sí creo es que hemos dado un paso adelante: que mucho de lo que en este Diccionario se dice, se dice por vez primera, y sobre todo: que el corpus de términos reunido en él es “verdadero”, o sea, existente, usado y pronunciado verdaderamente así por las gentes de cada lugar. Y que ponemos nuestro estudio a disposición de la investigación futura canaria, española y universal para que con más saberes que los nuestros puedan ir resolviéndose los muchos misterios y los continuos enigmas que plantean las voces que han quedado de una lengua totalmente extinguida que tanto llamó la atención de los primeros europeos que se asomaron a las islas en los inicios del Renacimiento, que no dudaron en calificarla de “farfullenta” y como “el más extraño lenguaje del mundo”, y que sigue desafiando a la moderna filología.
... me dediqué a su estudio desde una perspectiva toponomástica, es decir, tratando de crear una teoría lingüística de la toponimia de Canarias. Y en ellos me he estado fijando durante 20 años, tratando de indagar los secretos que encierran unos nombres que hemos hecho nuestros y que utilizamos cada día, pero que pertenecen a una lengua perdida de la que desconocemos mucho más de lo que sabemos
P: ¿Le queda algún proyecto guardado en el cajón para seguir trabajando durante su jubilación, además de disfrutar de sus nietos?
R: Sí, cómo no. Mis nietos, mientras me necesiten, serán mi prioridad, porque además me dan mucha felicidad, pero el día tiene muchas horas y el año muchos días, y si se sabe aprovechar hay tiempo para todo. Yo he explorado con intensidad en la tradición oral de las islas muchos aspectos de su cultura, siempre vinculada con la lengua y la literatura, así que mis archivos están todavía repletos de temas interesantes que requieren estudio. De momento tengo entre manos el estudio del léxico de la flora y de la fauna en la toponimia de Canarias y nos espera el del léxico de referencia histórico-cultural para completar el estudio global de la toponomástica insular canaria.
P: ¿Existe algún guanchismo que defina o represente a Maximiano Trapero?
R: Ni me lo había planteado… No, no creo que un topónimo o una palabra de origen guanche pueda definir ni mi nombre ni mi persona. Sí tengo aprecio a muchos de ellos, por su sonoridad, por su belleza expresiva… ¡Cómo me suena Tembárjena! ¡Cómo me gusta Tenteniguada! Nombres largos, sonoros, hermosos, que hasta tienen música, pero que son misteriosos… Quizá uno me resulta más querido: Gara, será porque es el nombre de una hija mía…
Un lujo contar hoy en nuestro Blog con este hombre, ávido de conocimiento y de naturaleza incansable, enamorado de su trabajo y de nuestras islas. Esperamos seguir disfrutando de esos nuevos proyectos con los que promete sorprendernos en el futuro. ¡Gracias por todo, Maximiano!.