Almudena Grandes y Don Benito Pérez Galdós
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Almudena siempre admiró a Don Benito, “Galdós ha sido el escritor más importante de mi vida” llegó a decir en una entrevista. Por eso, cuando concibió llevar a cabo la tarea de realizar una serie de novelas que le diera voz a quienes perdieron la guerra, solo pudo pensar, para su estructura, en los Episodios Nacionales de su admirado Galdós, porque ella quería escribir los ‘episodios’ de esos hombres y esas mujeres invisibilizadas por la historia de los vencedores.
Episodios de una guerra interminable es también, por tanto, un pequeño homenaje a uno de sus escritores favoritos, un guiño a Galdós desde el otro lado del tiempo. Almudena comprendía la importancia que la obra de Don Benito tenía para darnos las claves, entender lo que pasó en 1936 y, por supuesto, para comprender la historia actual.
Los personajes de las novelas de Almudena se mueven por el Madrid que también describió Galdós, sus calles, sus rincones, sus cafés, que, en cierta manera, se convierten también en protagonistas.
Tanto Almudena como Don Benito tenían predilección por las mujeres para que protagonizaran sus novelas: Benina, Tristana, Fortunata... y podían entender perfectamente a Manolita, Amparo o Sofía, todas vivieron desigualdades de clase y de género.
Nos recordaba el entierro de Almudena, lleno de libros, lecturas y lágrimas a aquel otro multitudinario entierro del escritor en Madrid, donde se reunieron miles de personas para despedirlo. Galdós y Almudena nunca fueron neutrales, pero ambos consiguieron la admiración y el cariño de los lectores y las lectoras que es realmente lo que debe importar a quienes escriben.
Su muerte ha sido desoladora, pero no queremos despedirnos de Almudena, nos queda su literatura y esperamos con mucha ilusión el último episodio de una guerra interminable que nos dejó escrito.