Lectura 13: lecturas de lecturas
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Cada obra literaria encierra en sí los ecos de otras obras literarias con las que dialoga íntimamente. ¿Qué sería, por ejemplo, de El Quijote de Cervantes, sin los libros de caballería que lo precedieron, o de La Odisea de Joyce, sin la obra homónima de Homero, por poner dos ejemplos conocidos?
Nuestra lectura también tiene abundantes referentes literarios, alguno ya visto en la pista segunda. En esta ocasión se trata de un libro muy querido para nuestro protagonista, que llegó a ser motivo de discordia en la propia trama. Más allá de anécdotas, se trata de una lectura que puede resumir parte del pensamiento del personaje. ¿Acaso, también, del autor? He aquí cómo empieza dicha obra:
Yo que en mis mocedades componía hermosos versos, cuando todo a mi alrededor parecía sonreír, hoy me veo sumido en llanto, y ¡triste de mí!, sólo puedo entonar estrofas de dolor. Han desgarrado sus vestiduras mis musas favoritas y aquí están a mi lado para inspirarme lo que escribo, mientras el llanto baña mi rostro al eco de sus tonos elegíacos.