Lectura 105: El peculiar «vampiro» de Luis Zapata
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Es como mínimo curioso que una persona conocida por su obra literaria se defina a sí misma como cinéfila en primer lugar. Es el caso del mexicano Luis Zapata Quiroz (1951-2020) y se explica por su niñez en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero), marcada por las salas de cine tanto como por la lectura. De ahí que no solo escribiese o colaborase en algún guion cinematográfico y dirigiese unos pocos títulos modestos, sino que hay especialistas que observan en su narrativa elementos y técnicas relacionadas con el séptimo arte.
Dicho esto, el debut literario de nuestro autor data de 1975, fecha en que publicó Hasta en las mejores familias, su primera novela. Por así decirlo, puso los cimientos que caracterizarían el resto de su novelística, a saber: temática homosexual, ambiente urbano, referencias cinematográficas. El papel que desempeña en ella la figura gay condujo a que Zapata sufriera un cierto encasillamiento; pero se comprende porque, con anterioridad, la homosexualidad se trataba en la literatura mexicana desde un punto de vista mayoritariamente conservador o retrógrado.
El vampiro de la colonia Roma no fue la primera novela en abordar el tema con normalidad, pero sí la primera que abrió brecha y animó a que otros y otras contribuyeran a un cambio de percepción social gracias a la reivindicación y visibilización del colectivo LGTB por medio de la literatura. Y eso que no lo tuvo fácil cuando se publicó en 1979. A pesar de ganar el Premio Juan Grijalbo, fue objeto de un escándalo nacional y tachada de pornográfica. Fuera de las fronteras mexicanas tuvo una suerte dispar: secuestrada por las autoridades británicas, recibió críticas favorables en Estados Unidos. Hoy, convertida en novela de culto, pasa por ser un clásico de la literatura gay latinoamericana.
Si ya la leíste, no será necesario insistir en el contenido de estas «aventuras, desventuras y sueños» de Adonis García, un chichifo (prostituto homosexual) en Ciudad de México, que narra su vida a través de una entrevista ficticia. En cambio, seguro que te ha llamado la atención el continente de la edición disponible en la Biblioteca Universitaria. La editorial Caballo de Troya quiso homenajear lo que hay de experimento estético y literario en el libro, forzando saltos de línea y espaciados inusuales. De esta manera, se pretende simular el tono hablado del monólogo del protagonista, con sus pausas y vacíos, estados de ánimo cambiantes, énfasis y dudas. Lo que nos recuerda que Zapata, ese escritor enamorado del cine, hizo de la oralidad, más que de la descripción narrativa, el hilo representativo en sus quince novelas y nueve cuentos o relatos cortos, clara influencia de su gusto por la dramaturgia y el teatro en el que también incursionó brevemente.
(Fotografía de Luis Zapata en 2009: © Luis Miguel Bernal. Creative Commons. CC BY 3.0)