La última película (2021)
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(Fuente: FilmAffinity)
En The End nos encanta el «cine dentro del cine». Ya sabes, esa especie de subgénero sobre el séptimo arte, su ambiente y sus entresijos, contemplado desde dentro o desde el exterior, en clave de ficción (los documentales irían aparte). La «peli del mes» de este febrero que termina, ejemplifica modestamente dicha categoría, que nos ha dejado grandes clásicos (Cautivos del mal) y actualizaciones nostálgicas (La ciudad de las estrellas). Y es que La última película (DVD 11384), del indio Pan Nalin, puede que no esté a la altura de sus ilustres predecesoras. Pero destila amor hacia un medio de expresión que une a millones de personas en el mundo. Y desde una perspectiva que no es la acostumbrada hollywoodiense. Basta para que te animes a verla, si todavía no lo hiciste. Aunque es probable que su nombre no te suene, Nalin es un cineasta conocido en los circuitos festivaleros desde que debutó en la ficción con la aplaudida Samsara (2001). Su obra recibió tempranas influencias (la espiritualidad de Tarkovsky, el sentido de la acción de Kurosawa, la versatilidad de Kubrik y Leone), pero siempre sujeta a determinadas constante. Una es la importancia que otorga al diseño visual y al sonido. Otra, su apuesta por la copodrucción internacional, que en el caso de hoy es una tripleta India-Estados Unidos-Francia.
Bhavin Rabari mereció elogios de la crítica por su interpretación de Samay, el niño de nueve años que se prenda del cine. (Fuente: FilmAffinity).
En Chhello Show (o Last Film Show, en su lanzamiento mundial) hay un fuerte componente autobiográfico que el mismo Nalin explica en la entrevista que acompaña al DVD de la Mediateca. El relato transcurre en la misma región donde él nació en 1965 y los personajes hablan gujarati, su idioma materno. Al igual que el pequeño Samay de la ficción, el Nalin niño ayudó a su padre con la venta de té en una plataforma ferroviaria. Como a aquél, tampoco le gustaba la escuela y abandonó pronto a su familia en busca del cine. Y, lo más importante, ambos se quedaron sin habla la primera vez que asistieron a una proyección. Porque, si bien hay una trama personal y familiar de por medio, La última película ante todo es una declaración de amor al cine. Al que se proyectaba en salas abarrotadas de un público que se emocionaba, reía, lloraba, gritaba, cantaba o mantenía un silencio expectante al compás de las historias narradas en formato de 35 milímetros. Samay/Nalin experimenta ese hallazgo audiovisual, que se torna obsesión. También, el dolor de la sustitución del sólido formato físico, enlatado, por el digital.
La película rinde homenaje a grandes títulos y mitos de Bollywood. Por ejemplo, Amrita Singh, popular actriz de los años 80, y Amitabh Bachchan, toda una institución dentro del cine indio. (Fuente: Pinterest).
Desde su estreno en el Festival de Tribeca, se quiso comparar la película del indio con Cinema Paradiso del italiano Tornatore. Desde luego, tienen el punto en común de la fascinación por el cine, visto desde los ojos de la niñez; y, claro está, la relación que se establece entre el niño alumno y el operador adulto. Pero el tono de Nalin es menos melancólico y se detiene más en la magia que proyecta el celuloide en el salón a oscuras. Por otra parte, lo sensorial cobra un valor extraordinario en esta película, hasta alcanzar tintes de belleza poética en el asombro maravillado de Samay y sus amigos ante el descubrimiento del misterio de la luz. La última película ganó la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid, entre otros premios. Además, fue preseleccionada finalista al Óscar a la Mejor Película Internacional, aunque luego no sería nominada. En cualquier caso, y a pesar de sus limitaciones, es una invitación a regresar a la niñez —cuando todo resulta nuevo y fascinante— que no deberías perderte. En VOSE, a ser posible.