«Un Cuento de Navidad» muy animado
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La celebración de la Navidad contemporánea, siendo como es el resultado de la integración de elementos cristianos y paganos, cultos y populares, en distintas épocas y lugares, no sería la misma si en diciembre de 1843 no se hubiese publicado A Christmas Carol. El relato de Charles Dickens (el «inventor de la Navidad») contribuyó de manera decisiva a dar forma a la fiesta en las sociedades anglosajonas, primero, y en el resto del mundo, después. Las adaptaciones al teatro, la radio y la televisión son incontables. Y, por supuesto, no faltan las cinematográficas.
Desde el cortometraje de Walter R. Booth de 1901, hasta el anunciado Ebenezar que protagonizará Johnny Depp en noviembre de 2026, los acercamientos a este clásico de la literatura se han abordado generalmente bajo una postura de fidelidad al original. Seymour Hicks (1935), Reginald Owen (1938) y Alastair Sim (1951) se pusieron en la piel del egoísta, duro de corazón y antinavideño Ebenezer Scrooge, en sendos largometrajes que establecieron la caracterización del personaje. En esta misma línea se sitúan las adaptaciones televisivas (muchas con el sello de la BBC), como las que protagonizan Michael Hordem (1977), George C. Scott (1984), Patrick Stewart (1999) y Guy Perce (1999). No así las versiones musicales con Albert Finney en 1970 y Kelsey Grammer en 2004 (sin apenas rastro de drama victoriano), y hasta la de Kunal Nayyar en 2025 (un canto a la diversidad cultural y étnica londisense).
También suelen ser más distendidas las adaptaciones dirigidas al público infantil y juvenil. En este apartado, las riendas las ha controlado siempre la industria estadounidense, con alguna notable excepción. Los dos ejemplos que siguen son de la factoría Disney, aunque responden a enfoques dispares y solo uno sea un producto animado stricto sensu.
Los Teleñecos en «Cuentos de Navidad»
Jim Henson será recordado siempre por haber sido el creador de los Muppets (los Teleñecos en España hasta 2011). Mediaron unos años entre sus comienzos como tittiritero televisivo hasta la consagración con Sesame Street (Barrio Sésamo en España) y The Muppet Show. Este último, un acercamiento más directo a los adultos, funcionó tan bien que dio lugar a tres películas en vida de su autor. Su hijo Bill Henson se encargó de dirigir y producir la adaptación de este peculiar cuento de Navidad, con guion de Jerry Juhl, colaborador veterano de su padre. Lo que iba a ser un telefilme para ABC se convirtió en una película para Disney. El mayor desafío era combinar un elenco de carne y hueso con los famosos muñecos. La elección de Michael Caine para hacer de Scrooge sin duda allanó las dificultades, ya que el británico se comporta como si lo que ocurriese a su alrededor fuese la realidad misma. Tampoco lo hacen nada mal los Muppets: Gonzo en el papel de Charles Dickens, la rana Kermitt (Gustavo en España) en el de Bob Cratchit, Miss Peggy y Fozzie el Oso (a los que pone voz Frank Oz)... Humor, música y más respeto por el clásico literario del que cabría esperar, se dan cita en esta simpática película de menos de hora y media de duración, que salió bien parada en la taquilla y agradó a la crítica.
Cuento de Navidad
Tampoco Robert Zemeckis era un desconocido cuando estrenó su proyecto en 2009. La trilogía Regreso al futuro (1985-1990) y Forrest Gump (1994) habían dejado claro su compromiso con el entretenimiento y las ganas de contar historias desacostumbradas. ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) demostró que también tenía algo que decir en la animación que combinase humanos y dibus. En Polar Express (2004) dio un paso más allá, pero sus aportaciones visuales no acabaron de convencer. La animación por ordenador mediante la captura de movimientos mejoró rápidamente desde entonces, y este A Christmas Carol es la prueba. Disney y la productora de Zemeckis invirtieron nada menos que entre 175 y 200 millones de dólares, lo que, además de una animación espectacular para la época, permitió contratar las voces y las facciones de Jim Carrey, Gary Oldman, Colin Firfth y Robin Wright. El primero se camufla perfectamente en el rol del avaro Scrooge y en los de los tres fantasmas que lo visitan en Nochebuena. Tanto la suya como la de Oldman (Bob Cratchit) fueron las interpretaciones más elogiadas, al igual que la banda sonora del habitual Alan Silvestri. En cambio, el guion y el tono tenebroso que imprime Zemeckis, aunque fiel al original dickensiano, no gustaron a un sector de la crítica. Tampoco pasó de hacer una taquilla discreta en los cines, lo que puso el primer clavo en el ataúd del fracaso de la empresa conjunta de ImageMovers y Disney.
