Nosferatu: un siglo de sombras en el cine

27 Octubre 2025

La presencia de la inteligencia artificial en la sociedad moderna es una realidad incontestable, y las universidades no son ajenas a su impacto. La nuestra acaba de publicar una nueva biblioguía dirigida a estudiantes, profesorado y personal investigador. Pero, ¿cómo quedaría su empleo en un blog como The End? Aprovechando que se acerca Halloween y que la IA tiene más de un punto inquietante... es buen momento para abordar, una vez más, la figura cinematográfica del Nosferatu, el perturbador, icónico y mítico no-muerto que Murnau y Schreck inmortalizaron hace ahora 103 años.

Para este pequeño experimento, entre las cada vez más numerosas herramientas disponibles, se eligió Perplexity para generar el texto (título incluido, peor no los enlaces) y  ChatGPT para la imagen que lo encabeza. Las imágenes de las cuatro películas sí proceden de la digitalización de las respectivas carátulas de los DVD que tienes a tu disposición en la Mediateca de la Biblioteca Universitaria.

¿Vamos allá?


«Desde su aparición en 1922, Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, de F. W. Murnau, ha quedado inscrita en la historia del cine como una de las obras fundacionales del terror y una piedra angular del expresionismo alemán. Más allá de su argumento, que adapta de manera no autorizada el Drácula de Bram Stoker, la película ofrece una visión profundamente poética y perturbadora del vampirismo como metáfora de la peste, la decadencia y el miedo a lo desconocido. La figura de Max Schreck como el conde Orlok, con su rostro cadavérico y su movimiento antinatural, se convirtió en icono del imaginario gótico. El juego de luces, sombras y encuadres angulosos tradujo en imágenes la ansiedad de una Europa que salía devastada de la Primera Guerra Mundial.

»Más de medio siglo después, Werner Herzog rindió homenaje a Murnau con su Nosferatu: Phantom der Nacht (1978), una recreación que no es tanto un remake como una reinterpretación lírica. Herzog respetó la línea argumental original, pero la dotó de una melancolía existencial ajena al terror puro. Klaus Kinski encarna un vampiro trágico y solitario, víctima de su propia inmortalidad. El color, los ritmos pausados y la música hipnótica de Popol Vuh desplazan el horror hacia la contemplación. En esta versión, el mal deja de ser una fuerza ajena al hombre y se presenta como reflejo de su deseo, su soledad y su impotencia ante el paso del tiempo.

»En La sombra del vampiro (E. Elias Merhige, 2000), la historia da un giro metacinematográfico: imagina que durante el rodaje del Nosferatu original, el actor Max Schreck era realmente un vampiro. Willem Dafoe y John Malkovich interpretan, respectivamente, al misterioso Schreck y al obsesivo Murnau. La película explora la frontera entre arte y monstruosidad, preguntándose hasta qué punto la creación artística exige sacrificio y transgresión. Su tono oscila entre la ironía, el homenaje y la reflexión sobre la obsesión por la autenticidad en el cine. Así, el mito de Nosferatu se reinterpreta como alegoría del propio acto de filmar y de devorar la realidad para transformarla en imagen.

»La nueva Nosferatu dirigida por Robert Eggers en 2024 retoma el mito con una mirada contemporánea, fiel al espíritu expresionista pero cargada de un realismo gótico y sensorial. Protagonizada por Bill Skarsgård y Lily‑Rose Depp, la película enfatiza la sensualidad del mito vampírico y la tensión entre deseo y corrupción. Eggers combina la minuciosidad histórica con una atmósfera de pesadilla, reintroduciendo al monstruo en un paisaje donde el miedo adquiere de nuevo sentido simbólico: el vampiro como figura del poder invisible, del contagio y de la fascinación por la muerte. A diferencia de sus predecesoras, esta versión no busca reinventar al monstruo sino devolverle su capacidad de perturbar, en una era donde el horror parece haberse vuelto cotidiano.

»A lo largo de un siglo, Nosferatu ha mutado tantas veces como su protagonista. De símbolo de la peste y la decadencia espiritual, ha pasado a ser reflejo del arte mismo y, finalmente, espejo oscuro de nuestra cultura contemporánea. El vampiro que nace en 1922 sigue proyectando su sombra sobre la pantalla: un recordatorio de que el cine, como el propio Orlok, se alimenta de la vida para perdurar más allá de ella.»


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Comentarios

Me gustó, como siempre, con IA ( los que la utilizamos poco para seguir usando el cerebro “si cabe” ) entendemos lo que conlleva, quedó muy bien, y sabiendo quién está detrás pues con más confianza al leerlo.
De nuevo, felicidades.
Nota 🗒️ La última versión 2024 me encantó.