Toys in the Attic (1975)
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La asociación del rock con una vida de excesos es un tópico, pero también una realidad. Que les pregunten, si no, a los miembros de Aerosmith. Los problemas con las drogas han marcado buena parte del recorrido de una de las bandas de rock más famosas y veteranas. Lo cual, por cierto, no ha mermado su prestigio, ni le impidió alcanzar la posición internacional más alta. Toys in the Attic (CD 418) tuvo un papel fundamental en la consecución de ambas cosas.
Todo empezó cuando los estadounidenses Steven Tyler, Joe Perry, Tom Hamilton y Joey Kramer decidieron juntarse en los primeros 70, en principio sin un nombre común hasta que el último sugirió el de Aerosmith. La posterior incorporación de Brad Whitford completó la formación clásica. El salto de los circuitos locales a la música profesional lo dieron al firmar contrato con Columbia Records y lanzar un primer álbum en 1973. Ni éste (titulado como la banda) ni el siguiente (Get Your Wings, 1974) llamaron demasiado la atención; pero, junto a las actuaciones en vivo, proporcionaron el rodaje necesario para afrontar una tercera —y definitiva— oportunidad.
Ya que habían quedado satisfechos con la producción del anterior, Jack Douglas se encargaría también del nuevo elepé. El desafío era importante, porque, a diferencia de los trabajos previos, donde utilizaron canciones bien engrasadas en el directo, ahora partían de cero. De hecho, hubo un periodo de preproducción en el que se ensayaron con absoluta libertad muchas ideas diferentes. No obstante, la mayor parte de las canciones se escribió durante las sesiones de grabación en estudio (enero-marzo de 1975), registrando primero la música y luego la voz de Tyler.
El disco salió a la venta el 8 de abril. En mayo siguió el sencillo Sweet Emotion, primer Top 40 de la banda al alcanzar el número 36 en el Billboard Hot 100. Mayor sería el éxito de Walk this Way, Top 10 en la misma lista. Si las letras de Tyler abundan en referencias al sexo y las drogas, con más razón en estos dos temas, marcados por el sonido funk, los riffs de guitarra de Perry y la garra del vocalista. Por otra parte, Walk this Way tiene una historia curiosa: nació de un riff bosquejado por Perry en una prueba de sonido mientras la banda hacía de teloneros en Hawai; después, atascados en el proceso de grabación del álbum, decidieron aprovecharlo para sumar otra pista, a la que Tyler aportó una letra sobre un estudiante de secundaria que pierde la virginidad. En cuanto al título, procede de una escena de la película El jovencito Franskestein, de Mel Brooks, que vieron en un cine cercano al estudio de grabación.
Toys in the Attic sirvió para que Aerosmith diera un gran salto cualitativo y silenciara las odiosas comparaciones con los Rolling Stones. Su insistencia en «tocar las narices» y los dobles sentidos de contenido «sucio» y «vulgar», podían disgustar a la crítica conservadora, pero conectaba con un público joven atraído por una banda que hablaba su mismo idioma. El idilio (en buena medida, propiciado por el buen hacer de Jack Douglas) se mantuvo hasta finales de la década. Los primeros 80 fueron años de crisis, con Perry y Whitford fuera del grupo y Tyler descontrolando el consumo de drogas y alcohol. En la segunda mitad, reunido de nuevo el quinteto, experimentaron un renacer que se prolongó hasta el 2001. Después, las disputas entre Perry y Tyler, sumadas a los cambios en las modas musicales, alejó a Aerosmith de la primera línea. Su último material nuevo publicado data de 2015 y en agosto del 2024 anunció su retirada de los escenarios por una lesión vocal irreversible de Tyler.