Crime of the Century (1974)
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En esta época de nostalgias musicales, se ha hecho tópico afirmar que las bandas de rock del siglo pasado fueron grandes e influyentes. Generalizar suele ser un error; pero lo menos que puede decirse de un grupo que ha vendido 70 millones de discos, y que gozó de popularidad y del aval de la crítica especializada, es que merece figurar en el top de los mejores.
Y eso que, como a tantos otros, la fortuna no tocó inmediatamente a los británicos Supertramp. No por carencias monetarias, ya que Rick Davies y Roger Hodgson, sus fundadores, tuvieron el respaldo financiero de un millonario (holandés) para sacar adelante los dos primeros elepés. Ninguno tuvo repercusión y el mecenas retiró su apoyo dejando a sus patrocinados con una deuda de 60 000 libras. Así estaban las cosas en 1972. Pero no todo eran malas noticias. Seguían vinculados a A&M Records y la formación se recompuso de la siguiente manera: Hodgson, voz, guitarra y piano; Davies, voz, teclados y armónica; Dougie Thomson, bajo; Bob Siebenberg, batería y percusión; John Helliwell, saxofón y clarinete.
Ante el reto de firmar un éxito comercial para conservar el contrato de la discográfica, Davies y Hodgson se empeñaron a fondo, con la ayuda del experimentado ingeniero y productor Ken Scott. La grabación de Crime of the Century (CD 809) fue un trabajo sin prisas, de varios meses. De unas cuarenta demos, ocho acabaron como cortes del nuevo disco. Aunque se acreditaron al dúo Davies-Hodgson, en realidad solo dos eran de autoría compartida, el resto se trataba de composiciones individuales. La creatividad y la relación dentro del grupo estaban en un momento óptimo y ello se refleja en la calidad de los temas, a los que Scott dotó de un sonido de claridad transparente.
Y a la tercera fue la vencida. Lanzado en octubre de 1974, el álbum alcanzó el cuarto puesto en las listas del Reino Unido y el 38 en el Billboard 200. Además, introdujo a la banda en la Europa continental y en otros países anglosajones. En esta inesperada popularidad influyó Dreamer, publicado como sencillo en noviembre y número 13 en el UK Singles Chart en febrero del año siguiente. Aunque en Estados Unidos prefirieron la cara B, Bloody Well Right (número 35 en el Billboard Hot 100), la canción de Hodgson tiene el encanto y el gancho comercial para hacer de ella una de las melodías más identificables de Supertramp:
No todas las pistas son igualmente pegadizas y tarareables. Lo demuestra la que da título al álbum, escrita y cantada por Davies; su final, un ostinato en crescendo, no deja indiferente a nadie que la escuche con atención, además de que encaja a la perfección con la icónica imagen de la portada. Sumado a la duración y la estructura de Rudy, se explican los elogios de la crítica hacia un disco influido por la corriente progresiva del rock de la época.
Supertramp tuvo la suerte de coronar el éxito justo antes de que las nuevas tendencias musicales (punk, new-wave) se impusieran en el Reino Unido. El sonido y la popularidad del grupo evolucionaron durante los años siguientes, hasta el hitazo Breakfast in America (1979) y su gira internacional. Después del séptimo álbum de estudio (...Famous Last Words..., 1982), la relación entre Roger Hodgson y Rick Davies, cada vez más alejados, terminó por romperse. El uno emprendió carrera en solitario y el otro quedó al frente de una banda varias veces reformada, pero cuyo último disco data de 2002.
(Fotografía: Dougie Thomson, Rick Davies, Roger Hodgson, Bob Siebenberg y John A. Helliwell durante el tour de Breakfast in America, 1980. Autor: Rs3. Wikimedia Commons, CC BY-SA 3.0)