Canciones profanas (1983)
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Podrá gustar o no, ser criticada o alabada, pero lo que nadie puede negarle es su carisma y esa rara habilidad para reinventarse cada cierto tiempo. Todavía hoy, cuando han quedado atrás los grandes éxitos musicales, es un personaje público y mediático. Nuestro disco del mes, coincidiendo con la exposición «Perlas ensangrentadas», no puede ser otro que Canciones profanas (CD 425), el álbum debut del grupo Dinarama en compañía de la incombustible Alaska.
Olvido Gara se dio a conocer artísticamente en aquella explosión de creatividad que se ha dado en llamar la Movida Madrileña. A finales de los 70 y primeros 80, se hizo un nombre en el panorama musical español, como demuestra que, tras el punk rock de Kaka de Luxe, el siguiente grupo en el que militó llevase su nombre por delante: Alaska y los Pegamoides. Ambos fueron de corta duración, pero aquella época dejó el hit discotequero Bailando. Entre sus fundadores figuraban dos jóvenes talentos, el guitarrista Carlos Berlanga y el bajista Nacho Canut. En 1982 constituyeron Dinarama, incorporando a otros miembros, pero sin dar con la voz femenina que buscaban. Que Alaska terminara uniéndose fue casi inevitable, dado su pasado en común, aunque en un principio ella había manejado la idea de hacer carrera en solitario.
No faltaron contratiempos en la producción del álbum. El principal fue la ausencia de Berlanga a causa del servicio militar (obligatorio). En su ausencia, Alaska influyó en dar un tono más denso y oscuro a las canciones, y el guitarrista y productor Ángel Altolaguirre, sustituto temporal de aquél, tuvo vía libre para los arreglos. La vuelta del ausente y la salida del interino permitieron acabar los once temas que finalmente conformaron Canciones profanas. La mayoría eran composiciones del dúo Berlanga-Canut. De hecho, tres de los cuatro sencillos extraídos llevan su firma exclusiva. El primero, Crisis, pasó prácticamente desapercibido; lo contrario que el cuarto, Rey del glam, el de mayor presencia en las radifórmulas nacionales.
Sin embargo, el single que mejor encaja en este post es el segundo, lanzado en mayo de 1983. Perlas ensangrentadas hizo olvidar las dudas por el fracaso de su predecesor. Alaska todavía no ejerce de vocalista; sí en una regrabación de 1987 y en la que hará mucho después con Fangoria. Pero su presencia es inconfundible doblando la voz de Carlos Berlanga:
La buena acogida de Canciones profanas animó a sacar un segundo álbum en septiembre del 84. Deseo carnal batió récord de ventas debido a su enfoque más comercial y a tres singles (Cómo pudiste hacerme esto a mí, Un hombre de verdad, Ni tú ni nadie) que alcanzaron puestos altos en las listas. Olvido ya era la indiscutible vocalista principal y el grupo había pasado a llamarse Alaska y Dinarama (o Alaska + Dinarama). Además, tenía tiempo para embarcarse en proyectos culturales alternativos, como el programa televisivo La bola de cristal (RTVE, 1984-1986). El éxito masivo se extendió a Hispanoamérica, particularmente a México, con un tercer disco (No es pecado) y un tema insignia, A quién le importa, pronto acogido como himno del colectivo LGTBIQ+. Un quinto trabajo (Fan fatal, 1989), orientado al acid house, marcó el final del grupo, con un Berlanga cada vez más distanciado de Alaska y Canut. Sus caminos se separarían, tomando estos dos últimos el de Fangoria, proyecto consolidado en el que continúan. En los últimos tiempos, no ha sido la música, sino la relación con Mario Vaquerizo, las apariciones televisivas (reality show incluido) y en las redes sociales, lo que mantiene en el candelero a una artista discutible, pero inigualable.