Born in the U.S.A. (1984)
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Este disco de americanísimo título vio la luz el 4 de junio de hace cuarenta años. No era el primer logro en ventas y popularidad de aquel rockero treintañero con seis álbumes a sus espaldas. Pero Born in the U.S.A. (CD 1401) sí fue el más exitoso comercialmente de los siete y de los que estaban por venir en la dilatada carrera de Bruce Springsteen.
Había transcurrido una década desde que la comenzara publicando un primer larga duración (Greetings from Asbury Park, N.J., 1973). De entonces data la fructífera relación con la E Street Band, su banda de apoyo en estudio y en directo. Una de las excepciones es Nebraska, inmediatamente anterior al que hoy comentamos: una entrega acústica de corte intimista y de escasa vocación comercial. El nuevo disco sería justo lo contrario. Surgió de la propuesta de componer para un musical del mismo título que acabaría siendo, años después, la película Rock Star. Lo cierto es que Springsteen escribió y trabajó en los días de Nebraska muchas de las canciones que entrarían en el séptimo álbum. La producción fue una labor de equipo: Jon Landau, mánager del cantante; el ingeniero de sonido Chuck Plotkin, también conocido por sus colaboraciones con Bob Dylan; Steven Van Zandt, guitarrista de la E Street; y el propio Springsteen.
Tras las sesiones de grabación entre noviembre del 83 y marzo del 84, Born in the US.A. salió al mercado el 4 de junio de este último año, editado por Columbia Records, la compañía discográfica que había fichado al joven Bruce cuando era un desconocido. Contenía doce cortes, hasta siete de ellos lanzados como sencillos. Aunque musicalmente menos folk y, desde luego, mucho más comercial que Nebraska, seguían presentes las letras centradas en las clases trabajadoras y las personas desarraigadas, con un tinte de amargura en canciones como la que da título al elepé: una crítica al sistema que daba la espalda a los veteranos de Vietnam y no el himno patriotero («Nacido en los Estados Unidos») que se quiso ver en un año de campaña electoral a la presidencia del país.
Todos los singles entraron en el Top 10 del Billboard Hot 100. El puesto más alto (2) lo alcanzó Dancing in the Dark, primero de estos lanzamientos y una canción que se añadió al álbum a última hora. Fue la consecuencia de la insistencia de Landau en un hit, algo que no sentó bien a Springsteen. En cualquier caso, la búsqueda de un tema bailable y con gancho lo demuestran el uso del sintetizador «up tempo» (es decir, con ritmo rápido) y la contratación del director Brian de Palma para rodar el videoclip promocional. Ese en el que Springsteen actúa sin su eterna guitarra e invita a subir al escenario a Courtney Cox, la futura Mónica de Friends:
En general bien acogido por la crítica, Born in the US.A. se considera un intento satisfactorio de acercar al de Nueva Jersey a un público más amplio. Un disco de rock vibrante y pegadizo (Cover Me, Darlington Country, Working on the Highway, Bobby Jean, Glory Days), pero capaz de momentos intimistas (I'm on Fire, My Hometown); número 1 en medio mundo (en España llegó al 2) y el más vendido en Estados Unidos en 1985. También es el disco de Springsteen con superior número de copias colocadas (30 millones) y el que lo encumbró internacionalmente. Y para toda una generación (la que se abrió a la música en los primeros 80) probablemente fuera su primer contacto con el Boss, un artista que sigue en la brecha a sus 74 años.
(Fotografía de Bruce Springsteen en el Radrennbahn Weißensee de Berlín, 1988. Thomas Uhlemann, Allgemeiner Deutscher Nachrichtendienst - Zentralbild (Bild 183). Wikimedia Commons)