Star Trek: la serie original (1966-1969)
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(Fuente: FilmAffinity)
Causó sensación en su momento. Y no porque batiera récords de audiencia (cosa que nunca hizo) o permaneciese largos años en antena (lo que tampoco llegó a suceder). Ni siquiera estuvo libre de trabas en su génesis, desarrollo y promoción. Sin embargo, contra todo pronóstico, Star Trek (DVD 717, 718, 723) acabó elevada a la categoría de serie de culto, apoyada en un universo cinematográfico en expansión y en un fandom incondicional. ¿Acaso seas tú trekkie?
Todo empezó en la mente de Gene Roddenberry, un creador y guionista de televisión al que le rondaba la idea de una especie de western espacial. Tras varios intentos fallidos, la NBC se interesó por el proyecto, aunque fueron necesarias dos emisiones piloto antes de autorizar el rodaje de los primeros trece episodios. El número uno se estrenó en septiembre de 1966, seguido de otros 28 hasta completar la primera temporada en abril del año siguiente. A continuación, vendría una segunda (26 episodios entre septiembre de 1967 y marzo de 1968) y una tercera temporada (24 episodios, septiembre del 68- junio de 1969). Después, la cancelación.
Eugene Wesley Roddenberry en 1976, tres años antes del estreno en cines de la primera película del universo Star Trek. (Autor: Larry D. Moore. Wikimedia Commons CC BY 4.0).
La trama, fiel al esquema de las series estadounidenses de aquella década, era autoconclusiva en cada episodio. Esto otorgaba bastante margen a la hora de abordar los temas y emitir los capítulos. Además, en una época en que la única forma de verlos era en directo o en reemisión, podías saltarte uno o varios sin la sensación de haberte perdido algo imprescindible. La línea narrativa de Star Trek encajaba perfectamente en este patrón, al tratarse de las aventuras sin continuidad de una nave espacial carente de objetivos o misiones concretas.
Dichas aventuras eran las del Enterprise, de la Federación Unida de Planetas, lanzado en el siglo XXIII a un viaje exploratorio de cinco años hasta «donde nadie ha ido jamás» en busca de «nuevas formas de vida y extraños mundos». Esa búsqueda, y los encuentros a los que daba ocasión, es lo que podías ver en la pantalla. Protagonista del viaje, una tripulación multiétnica encabezada por el capitán James T. Kirk, eficazmente secundado por el vulcaniano oficial científico Spock, el oficial médico Leonard McCoy, el ingeniero Montgomery Scott y la oficial de comunicaciones Uhura, más la enfermera jefe Christine Chapel y los timoneles Sulu y Chekov.
Parte de la tripulación del Enterprise y sus intérpretes. De izquierda a derecha: ingeniero jefe Scott (William Dohan), primer oficial Spock (Leonard Nimoy), capitán Kirk (William Shatner), Dr. McCoy (DeForest Kelley), teniente Uhura (Nichelle Nichols), alférez Chekov (Walter Koenig). (TM & © 2012 CBS Studios Inc. Fuente: Spinof).
La gran baza de Star Trek era su frescura e innovación. La ciencia ficción no constituía una novedad en el cine, ni en la televisión; mucho menos en la literatura. Pero la nueva serie mostraba dispositivos y medios tecnológicos llamativos, cuando no precursores, como las pantallas táctiles, la comunicación inalámbrica entre computadoras, los sistemas de auriculares de manos libres, los intercomunicadores, los campos de fuerza, las puertas automáticas... Por no hablar de la teletransportación (en realidad, una forma de ahorrarse las escenas de aterrizaje y despegue de la nave); o de la propulsión por medio de desplazamiento por curvatura o warp, que permite velocidades superiores a las de la luz.
Lo fresco y novedoso también se aplicaba a otros campos. Como tantas ficciones proyectadas al futuro, trataba problemas de su tiempo real. De ahí, la insistencia de Roddenberry en la diversidad del reparto: los jefes podían ser blancos, pero compartían el puente de mando con un asiático, un ruso (a partir de la segunda temporada) y una afroamericana. Hoy, esto puede parecer irrelevante. Pero en plena Guerra Fría y en medio de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, era toda una declaración de intenciones, aunque fuera trasladando la acción de la Tierra al espacio sideral. En particular, que una mujer negra desempeñara un rol recurrente distinto al de delincuente o el de sirvienta, y que llegara a besarse con un blanco (aún involuntariamente), tuvo un impacto social indudable.
La USS Enterprise (NCC-1701) fue un diseño del director de arte Matt Jefferies, cuyo apellido da nombre a los «Tubos Jefferies» adoptados en el diseño estándar (ficticio) de las naves de la Flota Estelar de la FUP. (Imagen de Thomas B en Pixabay).
Por otro lado, Star Trek presenta una sociedad galáctica que ha superado las luchas internas y las lacras de la pobreza, las enfermedades o el crimen. Se adentra en mundos regidos por la diversidad biológica y cultural, lo que pone a prueba la resolución de los problemas que surjan de este contacto. Por supuesto, existe el conflicto; pero Kirk y su tripulación se esforzarán por solventarlo por la vía pacífica en primera instancia.
¿Por qué la cancelación de la serie? Las razones son diversas y discutidas. Si bien era popular entre el público juvenil, no fue suficiente para auparla a los máximos niveles de audiencia, y la NBC prefirió reservar los mejores horarios a otros programas. Además, hubo un descenso en la calidad de los guiones durante la temporada final, cuando solo quedaba Roddenberry del equipo inicial (que, en cualquier caso, ya había tenido que enfrentarse a la censura y a las intromisiones de la cadena). Los recortes en el presupuesto tampoco ayudaron. Entre lo uno y lo otro, se produjo una notable caída en el nivel general de la serie, con un Roddenberry reducido al papel de productor ejecutivo.
Edición de 2009, en tres cajas, una por temporada, disponible en la Mediateca. Además de los capítulos, los discos incluyen material adicional (tráileres, escenas eliminadas, making-of, entrevistas...).
Sería absurdo negar que la Star Trek original ha envejecido peor que otras contemporáneas suyas. La saturación de colores, los decorados de cartón piedra, los efectos especiales, la estructura narrativa misma, chocan con nuestra manera de contemplar el cine medio siglo después. Sin embargo, queda como punto de referencia de un canon que, tras el lapso de una década, se reactivó para dar a lugar una franquicia que suma trece películas, nueve series de televisión y numerosas adaptaciones a otros medios, incluyendo secuelas, precuelas y reinicios de la saga. Y, si no te asustan sus imperfecciones, la de los 60 todavía puede ser una experiencia entrañable. Palabra de trekker.