Perro ladrador, poco mordedor...
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O eso dicen. En una gala que se presumía interesante por el solo hecho de haber recobrado la normalidad pre-COVID19, ve tú a saber si el incidente entre Will Smith y Chris Rock no será lo más recordado. De momento, ha sido la noticia más destacada en los resúmenes televisivos y en las redes sociales. No tanto el Óscar de Jane Campion, ni el por lo demás semifracaso de su película. Ni siquiera la circunstancia histórica de que la cinta ganadora sea la primera de una plataforma de streaming en llevarse la estatuilla más codiciada. Te lo resumimos rapidito. Desde esta 94ª edición de los Academy Awards, se ha fijado en diez el número de nominaciones dentro de la categoría de mejor película. El poder del perro acudía con mayores expectativas (12 nominaciones) y con el aval de sendos Globos de Oro y BAFTA a la mejor dirección y la mejor película. Sin embargo, en las últimas semanas empezó a sonar con insistencia la candidatura de CODA: Los sonidos del silencio, el filme de Siân Heder que ha terminado por llevarse el premio gordo. Tras su exitoso estreno mundial en Sundance, el año pasado, el remake de la francesa La familia Bélier era la apuesta de Apple TV de cara a estos Óscar. Una de esas historias amables, emotivas y predecibles que no guardan ninguna sorpresa y dan al público exactamente lo que éste espera. Todo lo contrario que la más abstracta y exigente obra de Jane Campion, exhibida por Netflix y que partía como la gran favorita. Se tuvo que conformar con el galardón a la mejor dirección; lo que no es poco, considerando además que la neozelandesa se convierte en la tercera (segunda consecutiva) mujer en ganar el premio.
El elenco de CODA celebra el Óscar a la mejor película. Sostiene la estatuilla su directora, Siân Heder, también actriz, guionista y productora con una trayectoria principalmente televisiva. La vestida de rojo, en primer término, es Marlee Matlin, coprotagonista en este largometraje y única actriz con discapacidad auditiva ganadora de un Óscar (en 1987, por Hijos de un dios menor).
Del resto de película nominadas, Dune se lleva seis premios técnicos, más o menos esperados, incluyendo fotografía, banda sonora y sonido. El mejor guion original es de Belfast de Kenneth Branagh, escrito y dirigido por él mismo (el adaptado, fue para CODA). La japonesa Drive My Car quizá aspirase a repetir el triplete de Parásitos en la ceremonia del 2020; no llegó a tanto, pero sí que resultó ganadora en la categoría de mejor película internacional. La de animación tenía nombre propio asegurado: Encanto, la nueva y exitosa incursión Disney en el cine de «diversidad étnica». El cortometraje animado de este año, El limpiaparabrisas, aunque de producción norteamericana, está firmado por el animador e ilustrador español Alberto Mielgo. También hay que destacar el Óscar de Summer of Soul, un muy recomendable largometraje documental sobre el evento histórico, aunque apenas recordado, que significó el Harlem Cultural Festival de 1969.
Jane Campion exhibe el Óscar a la mejor dirección que no pudo levantar hace veintiocho años con El piano, la película que le supuso el reconocimiento internacional.
Vamos con el apartado interpretativo. Polémica de la noche al margen, Will Smith sonaba con insistencia al Óscar al mejor actor como padre —en la ficción— de las tenistas hermanas Williams (El método Williams), a pesar de Benedict Cumberbatch (El poder del perro) y de Javier Bardem (Ser los Ricardo). En el equivalente femenino, Kristen Stewart pisaba firme gracias a su rol de Diana de Gales en Spencer, pero el premio acabó en las manos de Jessica Chastain por su papel en Los ojos de Tammy Faye; hasta qué punto pesó su caracterización física como la telepredicadora evangelista del título, se evidencia en el Óscar del equipo de maquillaje y peluquería. Ariana DeBose ganó el de actriz de reparto y, de paso, la única de las siete nominaciones del West Side Story de Steven Spielberg que no se quedó en el intento. Por último, el premio al mejor actor de reparto recayó en Troy Kotsur, el padre con discapacidad auditiva de la protagonista de CODA, y primer actor con esta característica sensorial en obtenerlo.
A la tercera va la vencida. Ni el boxeador Cassius Clay en Ali, en 2002, ni el padre en apuros de En busca de la felicidad, en 2007, le dieron a Will Smith lo que el papel de Richard Williams en King Richard.
En definitiva, una gala sin verdaderas sorpresas, excepto por la inesperada trifulca de Rock y Smith, justo el año en que éste gana su primer Óscar. Por lo demás, sigue en suspenso el atractivo de una ceremonia que está muy lejos de su época dorada. También se certifica la incógnita de unos premios cada día más extraños a las nuevas generaciones, a pesar de inventos como las dos categorías introducidas este año, ambas basadas en el voto popular: el «Oscar Cheer Moment» (Óscar al momento más emocionante) fue de La liga de la justicia de Zack Snyder, por la escena de Flash; y el #OscarsFanFavorite, del Ejército de los muertos del mismo director. Te dejamos con la cantante Billie Eilish, interpretando junto a su hermano, Finneas O'Connell, el tema homónimo de la película No Time to Die, ganador del Óscar a la mejor canción original: