Sidney Poitier (1927-2022)

14 Enero 2022

Sidney Poitier en 1968.

El arranque cinematográfico de 2022 se presenta interesante, con unos Globos de Oro que podrían haber dado pistas sobre las apuestas para los Óscar de marzo, y las nominaciones a los Premios Goya que se entregarán dentro de un mes. Pero, también, deja el fallecimiento de Peter Bogdanovich y Sidney Poitier. Sería el momento de que alguno de los dos protagonizara nuestra sección «La peli del mes», de no haber cubierto ya el cupo de enero. Por otra parte, The End nunca ha pretendido ser una relación necrológica (ni un recordatorio de aniversarios) del séptimo arte. No obstante, tanto Bogdanovich como Poitier, merecen algo más que una nota escueta.

Así que, dejando para más adelante al director neoyorquino, ahora trazaremos un recorrido apresurado por la filmografía del actor estadounidense, destacando los títulos disponibles en la Mediateca y en otros espacios de la Biblioteca Universitaria.

En el cartel de Fugitivos aparecen Poitier y su compañero de escapada, Tony Curtis, igualmente nominado al Óscar al mejor actor principal por su intervención en este film de Stanley Kramer.

Sidney L. Poitier es famoso por haber desempeñado ante la cámara roles contrarios a los estereotipos raciales y, fuera de ella, por un activismo político y social poco común entre los actores afroamericanos de la época. Después de unos comienzos en el teatro y de alguna aparición como extra en el cine, su verdadero debut en la gran pantalla vino de la mano de Joseph L. Mankiewicz (Sin salida, 1950). El papel de estudiante problemático en Semilla de maldad (1955) supuso un salto en su carrera, que afianzó dos años más tarde con Donde la ciudad termina y La esclava libre. El seguido éxito de Fugitivos (1958) le valió críticas positivas y su primera nominación al Óscar al mejor actor, siendo también la primera de esta categoría que recibía una persona de color. En lo sucesivo, alternaría papeles protagonistas (Porgy y Bess, Un lugar en el sol) y secundarios relevantes (Un día volveré [París Blues], al lado de Paul Newman).

Cartel de Adivina quién viene esta noche, segunda y última colaboración de Poitier y Kramer en la gran pantalla.

El reconocimiento oficial de Hollywood llegó en 1964, cuando la 36ª edición de los Óscar sí le otorgó el premio al mejor actor, por su interpretación de Homer Smith en el drama de tintes religiosos Los lirios del valle, convirtiéndose así en el primer afroamericano en conseguirlo. Sin embargo, el pico artístico y comercial de su carrera lo alcanzaría en el 67, gracias a un legendario trío de títulos: Rebelión en las aulas, En el calor de la nocheAdivina quién viene esta noche. En los tres, dominan los temas sociales y/o raciales, aunque desde ópticas distintas: educativa, policiaca y relaciones interraciales, respectivamente. El primero es una producción británica sobre un tema que luego repetiría hasta la saciedad el cine americano (el profesor enfrentado a una clase rebelde); conoció una secuela televisiva interpretada por él mismo y dirigida por Bogdanovich en 1996. Adivina quién viene esta noche fue de las primeras cintas en representar positivamente un matrimonio interracial, y cuenta en su reparto con Katharine Hepburn y Spencer Tracy (los padres de la pareja blanca del médico negro). En el calor de la noche es cosa aparte, ya que fue la carta de presentación del personaje más exitoso del actor, el detective Virgil Tibbs, que retomó en dos secuelas de los primeros años 70. De tener que elegir, probablemente sería nuestra candidata a «La peli del mes», por tratarse de un drama sureño con buen pulso narrativo, en el que un magnífico Rod Steiger acompaña a nuestra estrella. (Tampoco está de más recordar que en la ceremonia de los Óscar de 1968 —celebrada a los seis días del asesinato de Martin Luther King— compitieron Adivina... y En el calor..., resultando ganadora esta última; y que, entre las dos películas, sumaron otras seis estatuillas, incluyendo las de mejor actor para Steiger y mejor actriz para Hepburn).

 

Poitier nunca superaría esas cotas de popularidad. Además, empezó a ser criticado por su encasillamiento en personajes afroamericanos moralmente intachables. En su descargo, digamos que se trataba del único actor de color al que se le ofrecía papeles principales, y que, en consecuencia, se sentía obligado a dar ejemplo como modelo a seguir. En cualquier caso, sus incursiones posteriores fuera del registro dramático (por ejemplo, la comedia romántica Un hombre para Ivy de 1968) no pasaron de ser discretas. En la década de los 70 se estrenaba en la dirección, llegando a realizar hasta 1990 nueve largometrajes de escaso impacto (salvo la taquillera Locos de remate, comedia de 1980 protagonizada por Gene Wilder y Richard Pryor). Todavía se le pudo ver junto a Bruce Willis y Richard Gere en The Jackal (Chacal), y en diversas producciones de poca monta, hasta su última aparición en 2001. Al año siguiente recibiría un Óscar Honorífico por su trayectoria cinematográfica. Y el pasado día 6 fallecía en Los Ángeles. Queda el legado de la primera verdadera estrella del cine afroamericana, un precedente en la diversificación racial en Hollywood que no debería caer en el olvido.

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