Recordando a Sean Connery: Atmósfera cero (1981)
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Aunque el recientemente fallecido Sean Connery debió gran parte de su fama a sus siete encarnaciones de James Bond, su filmografía abarca mucho más que las aventuras del mítico Agente 007. Incluso antes de que se consagrara encarnando a Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa, el escocés había demostrado versatilidad dentro y fuera del cine de acción.
La película con la que hoy le rinde homenaje The End, puede que no sea de las mejores, pero sí una en la que se involucró más allá de la faceta de actor y, sin duda, la más lograda de sus incursiones en la ciencia ficción: Atmósfera cero (DVD 1497).
Típica pose del James Bond de Sean Connery
Para apreciar este film en su justa medida, es necesario situarse en 1981. Connery llevaba una década esforzándose en hacer olvidar su pasado Bond, con resultados dispares. Junto a un puñado de indudables aciertos (La ofensa, El hombre que pudo reinar, Robin y Marian, Un puente lejano), hubo fiascos como Zardoz y Meteoro, dos historias de catástrofes y futuros apocalípticos absolutamente prescindibles. Por otra parte, su nueva apuesta, Atmósfera cero, llegó en un momento en que Alien y las dos primeras entregas de la saga Star Wars (y, en menor medida, el primer largometraje de Star Trek) habían revolucionado la escena cinematográfica.
Quería hacer un western. Quería hacer una película sobre la frontera. La escribí, y por fortuna Sean Connery quería hacerla. ¿Y cuántas oportunidades tienes de trabajar con Sean Connery?
La influencia de Ridley Scott es perceptible en Outland, título original que, por suerte, no se tradujo literalmente en España («Terrallende»). Fue una producción británica, rodada en el Reino Unido y distribuida por la Warner. Escribió el guion y dirigió Peter Hyams, quien había estrenado dos años antes Capricornio Uno, un curioso thriller sobre un falso primer vuelo tripulado a Marte. Ahora, su intención era realizar un western espacial. Una idea aparentemente contradictoria, pero que Hyams justificaba en que, al fin y al cabo, el Far West y el espacio exterior comparten la misma noción de frontera: un lugar donde la vida es dura y el ejercicio de la Ley, un oficio peligroso.
La colonia minera de titanio donde se desarrolla la acción
Hyams lo tenía tan claro que no dudó en hacer un remake de Solo ante el peligro, el clásico que le valió un Óscar al mejor actor a Gary Cooper en 1953. En Atmósfera cero, Connery asume el rol de honesto y esforzado sheriff enfrentado a los malos. La acción se traslada de un pueblo de Nuevo Mexico a la estación minera de Ío, una de las lunas de Júpiter, cuyo gerente, Sheppard (interpretado por Peter Boyle), no es trigo limpio. Sin más apoyo que la médica de la base, Marian Lazarus (Frances Sternhagen), el jefe de seguridad William T. O'Niel aguarda la llegada (en transbordador espacial, no en tren) de los sicarios contratados por Sheppard...
La doctora Lazarus y el marshal O'Niel
La película se benefició de los adelantos técnicos que se estaban introduciendo en el género de la sci-fi; de hecho, fue pionera en el uso de la Introvision, una variante de proyección frontal que confería mayor realismo al movimiento de los actores entre las maquetas en miniatura. En comparación con sus ilustres predecesoras, hay pocos efectos especiales, porque lo importante es la trama policiaca. Uno de los puntos fuertes es la atmósfera de suspense claustrofóbico (físico y mental) que presiona a O’Niel; si viste Alien, seguramente te recuerde a la que sufren la teniente Ripley y sus compañeros en la nave Nostromo.
Los interiores de Atmósfera cero claramente se inspiran en los de Alien, el octavo pasajero
A pesar de que Connery se implicó en la producción y en la promoción, demostrando que creía firmemente en el proyecto, Atmósfera cero apenas recuperó el presupuesto invertido y tampoco mereció el aplauso entusiasta de la crítica. Es cierto que carece de la espectacularidad de Star Wars o del impacto sobrecogedor de Alien, pero no deja de ser una obra menor interesante y entretenida. Nosotros no dudamos en recomendártela, a pesar de que la correcta actuación de Connery no figure entre las suyas más recordadas. En cualquier caso, fue la confirmación de que el escocés podía desempeñarse con garantías en papeles de más enjundia que el «agente con licencia para matar» que le hizo famoso.
Te dejamos un escena que aclara el significado de la «atmósfera cero» a que hace referencia el título: