Recordamos a Stanley Donen: "Cantando bajo la lluvia" (1952)
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La coincidencia con el fin de semana de los Óscar, impidió que nos hiciéramos eco de la muerte de Stanley Donen. Con él se va el último de los grandes directores del Hollywood dorado, y uno de los que más contribuyó a revitalizar el género musical en el séptimo arte. Es un obligación, y un placer, que una obra suya sea nuestra "peli del mes" de marzo. Y es que, si te gusta el buen cine de cualquier época, disfrutarás con este título emblemático: Cantando bajo la lluvia (DVD 1877).
Donen empezó su carrera como bailarín en Broadway, la meca del musical americano. Allí conoció a Gene Kelly, quien luego le ofrecería trabajo de asistente en Hollywood. Colaboraron en la coreografía de un par de producciones antes de dirigir juntos -y coprotagonizar Kelly- Un día en Nueva York, un musical innovador en muchos sentidos y otro clásico. Después, Donen filmaría en solitario a Fred Astaire, el ídolo que le hizo amar el musical, en Bodas reales.
Cantando bajo la lluvia nació del deseo del productor Alfred Freed de trasladar al celuloide algunas de las canciones que había compuesto anteriormente. Muchas habían sido escritas antes de que el cine se hiciera sonoro, lo que sugirió la trama para el guion: la noticia del estreno de El cantor de jazz (primer film sonoro de la historia) en 1927, obliga a un estudio cinematográfico a suspender el rodaje de una película muda, decidiendo reconvertirla en un musical. El resultado fue una comedia que trata con cariñosa ironía los años de transición de un sistema al otro.
El tándem Doner-Kelly estuvo al frente de la dirección, con el propio Kelly en el rol estelar. En 1952 disfrutaba de una sólida carrera como actor-bailarín-cantante-coreógrafo; sin ir más lejos, el año anterior había protagonizado Un américano en París bajo las órdenes de Vincente Minnelli. Ahora le acompañarían Donald O'Connor, que venía de triunfar con las dos primeras entregas del ciclo de la mula Francis, y una Debbie Reynolds que afrontaba su primer papel relevante. Desde luego, la película no hubiera sido la misma sin la química de este trío. Y tampoco hay que subestimar el guion, ágil y divertido, muy por encima de los habituales diálogos metidos con calzador entre las actuaciones musicales.
Claro que lo más llamativo para el espectador es, precisamente, el resultado de combinar la letras de Freed con la música de Nacio Herb Brown y Lennie Hayton y con las coreografías de Kelly. La escena más recordada es, por supuesto, aquella en la que este último entona y baila la canción que da título a la película (Singing in the Rain). Un icono de la cultura popular estadounidense y una de las melodías más famosas en la historia del cine:
Pero hay otros números que merecen ser destacados. Por ejemplo, este Make 'em Laugh, que acabó con el histriónico O'Connor en Urgencias. Adivina por qué:
Debbie Reynolds tenía menos soltura con el baile, pero Kelly lo remedió haciéndola ensayar por las noches. Ella misma declararía que participar en esta película y dar a luz fueron las dos experiencias más difíciles de su vida. Quién lo diría viéndola desenvolverse en Good Morning:
Hoy parece mentira que Singing in the Rain no triunfara inmediata y absolutamente. Su mayor premio lo trajo el paso del tiempo, cuando las reposiciones, los pases por la televisión y las ventas de vídeo le granjearon adeptos entre la crítica y el público. Para Donen fue un momento de gloria, que prolongaría gracias, sobre todo, a Siete novias para siete hermanos (1954) y -de nuevo con Gene Kelly- Siempre hace buen tiempo (1955). Cuando el género musical decayó, se orientó hacia otros estilos, cosechando algunos éxitos destacados (Charada, 1963; Dos en la carretera, 1967). Pero ni siquiera su último trabajo para la gran pantalla, la comedia de enredo Lío en Río (1984), resiste la comparación con la frescura, la vitalidad y la alegría contagiosas de Cantando bajo la lluvia.