Algo para recordar (1993)
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Hoy es 14 de febrero, día de San Valentín. La festividad tiene raíces medievales, pero hace tiempo que perdió su exclusividad cristiana para transformarse en una celebración internacional -e intercultural- del amor y la amistad (y de la mercadotecnia).
Y ya sabemos que las historias de amor siempre han sido fuente de inspiración de esa "fábrica de sueños" que es el cine. Hollywood en particular, ha explotado como nadie el cliché "chico-conoce-a-chica" (las relaciones heterosexuales fueron y siguen siendo la norma). El ejemplo que traemos en este San Valentín del 2019 es un reciclaje de ideas y, además, un éxito de los años 90: Algo para recordar (DVD 1246).
El origen de esta película se remonta al año 1939, cuando el afamado director de comedias Leo McCarey (Sopa de ganso, La pícara puritana) estrenó Love Affair, una drama romántico en el que la pareja protagonista (Charles Boyer e Irene Dunne) se conoce en un trasatlántico, se enamora y acuerda reecontrarse seis meses después en el Empire State Building de Nueva York. El mismo cineasta rodó un remake en 1957, An Affaire to Remember, que en España se volvió a traducir como Tú y yo, pero ahora con el dúo Deborah Kerr y Cary Grant.
En la segunda mitad de los 80, la periodista Nora Ephron se había hecho un nombre como guionista gracias a los libretos de Se acabó el pastel y, sobre todo, Cuando Harry encontró a Sally. Para su segunda incursión en la dirección apostó a seguro, actualizando y aligerando el argumento de McCarey: en lugar de un drama, una comedia; en vez del barco, la magia de la radio se encarga de conectar a dos personas (una en Seattle, la otra en Nueva York) que de otra manera no se hubiesen conocido. Añadió un niño (un gancho emocional irresistible) y reunió para la ocasión a artistas que ya habían trabajado juntos: Meg Ryan y Tom Hanks (Joe contra el volcán). Al tratarse de un comedia romántica, el dramatismo es mínimo (aunque el punto de partida del personaje de Hanks es una tragedia personal) y todo el interés se resume en seguir las divertidas peripecias de los protagonistas hasta que finalmente llegan a encontrarse en el Empire State. (Por cierto que la figura del rascacielos neoyorquino no es el único homenaje al largometraje de 1957, como averiguarás comparando ambas versiones.)
Por los misterios de la traducción española, el film de Ephron se tituló Algo para recordar (que habría sido la correcta en 1957), no "Desvelado en Seattle" (Sleepless in Seattle). Es un detalle sin mayor importancia en una película que, si bien no ganó ningún premio, tuvo muy buena acogida de público. Quizá sea el trabajo más recordado de la directora junto a Tienes un e-mail (1998), otro remake de un clásico, que volvió a reunir a Hanks y Ryan. Para la actriz fue la confirmación de un rol (la mujer sensible y romanticona, con un encantador punto despistado e hipocondríaco) en el que se encasilló muy pronto; y para Hanks, uno de esos papeles "cómicos" que compaginaba con otros de mayor calado (Philadelphia se estrenaría también en 1993).