Muere el maestro Bertolucci
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El fallecimiento hoy de Bernardo Bertolucci deja al cine italiano huérfano de uno de sus máximos exponentes. Aunque no se prodigó en exceso (16 películas en 50 años) y apenas había filmado desde 1998, siempre será recordado por los cuatro títulos que le consagraron ante la crítica y el gran público.
Antes de El último emperador (1987), Bertolucci había rodado en los años 70 un trío de éxitos constituido por El conformista (1970), El último tango en París (1972) y Novecento (1976).
El primero (DVD 2241) es un drama político basado en la novela homónima de Alberto Moravia, que se ubica en la Italia de los años 30 y 40 del siglo XX, es decir, en plena era fascista. El guión adaptado del propio Bertolucci le valió su primera candidatura a los Oscar.
El último tango en París (DVD 9117) es, sin lugar a dudas, su película más polémica. Cuenta la relación entre un hombre maduro (Marlon Brando) y una joven (Maria Schneider), caracterizada por la violencia verbal y sexual que él ejerce sobre ella. En su momento causó un gran impacto. Incluso ahora, cualquier posible valoración artística del film (segunda nominación de Bertolucci a los Oscar, esta vez dentro de la categoría de mejor director) ha sido eclipsada por el escándolo de la cruda y controvertida escena de la violación.
En Novecento (DVD 4680), Bertolucci retorna a la historia de Italia. A través de la relación de amistad y enfrentamiento entre un hijo de campesinos y el nieto de un terrateniente, retrata la lucha de clases y el origen, auge y ocaso del fascismo en el país transalpino. El largo metraje y la temática no la hacen idónea para todos los públicos, pero vale la pena por las actuaciones (Burt Lancaster, Robert de Niro, Gérard Depardieu, Donald Sutherland) y por ser la crónica personal de una época convulsa.
El último emperador (DVD 6251, 6257, 6299) quizá no sea la mejor obra de Bertolucci; pero, desde luego, fue la más exitosa, si se juzga por la aceptación del público y por los premios que ganó (nueve Oscar, incluyendo a la mejor película y la mejor dirección). La adaptación cinematográfica de la autobiografía de Puyi, el último emperador de la vieja China, luego marioneta de los japoneses en Manchuria, se hizo con un impresionante despliegue de medios técnicos y humanos. El estilo de Bertolucci se revela en el esmero con que mueve la cámara, el cuidadoso montaje y una fotografía espectacular.