El arca rusa (2002)
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¿Te gustaría viajar en el tiempo y revivir la historia de un gran país? ¿Pasear por las salas de uno de los mayores museos del mundo sin moverte del sillón? ¿Y poder hacerlo disfrutando de una película de 95 minutos rodada en una sola toma continua? Pues esas tres cosas están al alcance de tu mano gracias a El arca rusa (DVD 1428).
Son las 12:30 del 23 de diciembre de 2001. Un numeroso equipo de producción (22 asistentes de dirección, 50 técnicos de luces, etc.) liderado por Aleksandr Sokúrov se dispone a filmar, en un único plano secuencia y atravesando 33 habitaciones del Hermitage (San Petersburgo, Rusia), a los casi 2.000 actores y extras reunidos para la ocasión. Han ensayado y cuidado hasta el mínimo detalle. A pesar de ello, los tres primeros intentos fracasan. Es una carrera contrarreloj, ya que el Museo sólo ha concedido un día de rodaje. A la cuarta será la definitiva, o habrá que cancelar el proyecto.
La apuesta de Sokúrov era arriesgada, como suelen ser todas las suyas. Se trataba, nada menos, que de rodar por primera vez una película comercial sin cortes, empleando una cámara de diseño específico que manejaría un operador de steadicam (alemán), apoyado por siete técnicos, siguiendo las indicaciones de un director (ruso) al que traducía un intérprete. Y esto sin apenas detenerse, trasladándose como una sola persona de un espacio a otro, moviéndose entre actores y figurantes. Puedes imaginarte el esfuerzo de coordinación... y la exigencia física para el cámara, que a punto estuvo de tirar la toalla.
Tampoco el argumento es convencional. Nuestro punto de vista siempre es el de Sokúrov (es su voz la que nos guía). Con él vagamos por el antiguo Palacio de Invierno, en compañía de un personaje real, el marqués de Custine, un viajero del siglo XIX muy crítico con la Rusia que conoció. Entran y salen de las habitaciones e interactúan con otros personajes, aunque también pueden pasar inadvertidos. De esta manera recorremos los casi tres siglos de historia del palacio-museo (y de Rusia misma), desde el zar Pedro el Grande y la zarina Catalina II (siglo XVIII) hasta 2001 (aparece el propio director del Hermitage).
El arca rusa es un compendio de muchas cosas, pero en buena medida es una reflexión sobre la eterna relación de amor-odio entre Rusia y Europa. No es una obra fácil, pero te atrapará si estás dispuesto a dejarte llevar en esta curiosa y emotiva visita al pasado. Hay algo hipnótico en la arriesgada técnica de filmación, mientras que el vídeo de alta definición sin compresión potencia la belleza de las imágenes. Sobre todo, no te pierdas la reproducción del famoso baile imperial de 1913, el último celebrado por los zares en el Gran Salón, donde actúan cientos de extras vestidos a la moda de la época y una orquesta sinfónica al completo. ¿Te animas?