Gandhi (1982)
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Hoy es el Día Internacional de la Paz, una celebración auspiciada por las Naciones Unidas para fomentar en gobiernos e individuos valores elementales de convivencia (respecto, seguridad, dignidad...). Desde la Mediateca nos unimos a esta determinación con una elección obvia, pero ajustada al caso: Gandhi (DVD 3186).
A estas alturas, la película de Richard Attenborough, ganadora de ocho Oscar, seguramente no necesita de presentación. Para los despistados -o para los más jóvenes- diremos que es un biopic de Mahatma Gandhi (1869-1948), figura del independentismo indio y apóstol de la no-violencia.
Ben Kingsley caracterizado como Gandhi (izquierda) y el verdadero Mahatma
El proyecto de Attenborough (director, actor y productor británico, a quien muchos recordarán por su papel del constructor del Parque Jurásico en la primera entrega de la famosa saga de Steven Spielberg) tardó veinte años en cristalizar. Esto supuso que la nómina de realizadores, guionistas y actores propuestos desde 1962 fuera extensa. Con respecto al actor que debía encarnar al protagonista, después de sonar los nombres de Alec Guinness, Robert de Niro, Dustin Hoffman o Richard Burton, terminó siendo un semidesconocido: Ben Kingsley. Su ascendencia india (por parte de padre) y un férreo empeño en meterse en la piel del Mahatma (perdió peso, practicó yoga, aprendió a hilar algodón, incluso se esforzó en vivir de acuerdo con las enseñanzas del maestro), le otorgaron un parecido más que razonable con el personaje real.
Fotograma de la escena del funeral de Gandhi, cuyo rodaje precisó de 11 equipos y 400.000 extras
La película sigue los principales hitos biográficos del Gandhi luchador contra la dominación imperial británica en la India, su compromiso con la protesta pacífica y su fe en una sociedad integradora. Las expectativas quizá fueran mayores que los logros (la India se emancipó del dominio colonial, pero fracturada en dos estados enfrentados: uno de mayoría hindú -la República de la India- y otro -Pakistán- mayoritariamente musulmán). Por otro lado, el guion soslaya algunos aspectos controvertidos de la vida del Mahatma: su posición frente al totalitarismo nazi y fascista (los nacionalistas indios lo consideraron una oportunidad de debilitar al imperialismo británico), cierta ambigüedad ante la discriminación de los negros africanos, peligrosos experimentos de autocontrol sexual (celibato activo), etc.
Sea como fuere, Attenborough y Kingsley lograron un mensaje de espiritualidad y esperanza en el ser humano que ha cautivado al público desde el estreno de la cinta hace 35 años. Una lección que nunca está de más recordar.