El encierro para víctimas de violencia de género: Mascarilla-19
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Qué duda hay de que nuestra vida ha cambiado de forma brusca e inesperada debido a la crisis del Covid-19. Con la nueva situación ha llegado el teletrabajo -cuando es posible-, el cierre de comercios y negocios no esenciales, la soledad o el agotamiento por la constante compañía, las dificultades para mantener a la chiquillería en casa... pero también una ola de optimismo y solidaridad que lo inunda todo: profesionales en primera línea que trabajan sin parar por el bien común, el deseo de tantas y tantos por colaborar y por estar ahí, abrazos virtuales e ingenio a borbotones para estar cerca aunque estemos lejos.
Siempre hay un..."estamos bien" que acompaña, pero... ¿qué ocurre con los casos en los que estar en casa no es sinónimo de estar segura? ¿qué pasa con las mujeres que sus únicas horas de seguridad eran aquellas en las que se encontraban lejos de su maltratador? Nos encerramos para evitar que la enfermedad lo inunde todo... ¿y cuándo el horror está a tu lado y no puedes alejarte de él más que unos metros?
El Gobierno de Canarias, de mano del Instituto Canario de Igualdad -ICI-, ha puesto en marcha -desde el principio del estado de alarma- una iniciativa que permite a las víctimas de violencia de género comunicar su situación en las farmacias. Si estás en peligro, si eres víctima de maltrato pide "Mascarilla-19" y el personal avisará a la policía.
Además de "Mascarilla-19", son varias las herramientas que el ICI ha puesto a disposición para denunciar los casos de maltrato: una app -Redvican-, el teléfono de emergencias 112 y el 016 para consultas jurídicas, se ha actualizado el blog del ICI con toda la información y el portal de noticias del Gobierno de Canarias.
Todas las medidas han sido recogidas en la guía No estás sola, publicada por el ICI.
Si quieres ayudar... también puedes
El ICI también ha activado un servicio de acompañamiento a través de videollamadas. Si quieres estar al otro lado y dar tu apoyo, puedes hacerlo.
La violencia continúa y tras cada puerta no siempre hay una familia feliz y bienavenida. La situación nos pone a prueba a todas y cada uno, no debemos olvidarnos de otras personas no tan afortunadas, que no pueden vivir el confinamiento desde la seguridad, que no tienen el privilegio de sentirse seguras y a salvo en su propio hogar. Una buena ocasión para recordar que existen otras realidades y que no todas tienen las mismas oportunidades.