Primeras mujeres en Ciencias de la Salud

07 Marzo 2024

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres 2024, hemos solicitado a la doctora Mari Luz Fika Hernando, profesora jubilada de la ULPGC, que comparta con las y los seguidores del blog Anatomía de Gray una reseña de su obra Orígenes y desarrollo de la sanidad en Lanzarote hasta finales del siglo XIX para darnos a conocer los primeros pasos de la profesión médica en Canarias. Además, queremos destacar unas de las pioneras de la medicina y de la enfermería en Canarias.

Los inicios de la medicina en Canarias

Pocas o casi nulas son las referencias en Canarias que hablen de la existencia de personas dedicadas a la atención de las personas enfermas antes de la llegada de los normandos en 1402. La única cita que de algún modo trata esta cuestión es la de Antonio de Viana, cuando narra que a falta de “Galenos” y “Avicenas”, los aborígenes y las aborígenes se aplicaban zumo de mocán para sanar el dolor de costado, suero de leche de cabra u oveja con miel para purificar el vientre y la tabaiba dulce para fortalecer las encías y en caso de tumores externos y verrugas. La tabaiba salvaje la aplicaban sobre los eccemas y en casos de artritis. Entre sus tratamientos también se encontraban los bálsamos odoríferos compuestos de hierbas y flores salutíferas.

Algunos historiadores aseguran que los habitantes de Canarias confiaban sus enfermedades a una especie de chamanes que bien podían ser los faycanes de Gran Canaria, los hombres adivinadores de La Gomera o las mujeres, citadas por Torriani (1978), que dicen existían en Fuerteventura. Conrado Rodríguez (1991), señala que las enfermedades y accidentes cotidianos de los canarios y de las canarias eran tratados por los propios enfermos y enfermas, y que es muy posible que las mujeres intervinieran en los tratamientos de este tipo de dolencias, porque se decía que éstas tenían un mejor conocimiento sobre plantas medicinales y preparados caseros.

De todo ello, se puede concluir que los antiguos habitantes de las Islas Canarias trataban sus enfermedades haciendo uso de los remedios naturales que encontraban a su alcance, ya fueran minerales, animales o vegetales.

Posteriormente, aparecieron los curanderos, sanadoras y esteleros ante los escasos medios para tratar las enfermedades y la poca confianza que les daban los conquistadores.

Sin obviar a los barberos-sangradores, en la mayoría de los casos al servicio de algún “señor” y que consideramos como los precursores de los practicantes. Mientras, los cuidados los realizaban mujeres contratadas por los hospitales a cambio de comida, alojamiento o algún ropaje. A la par que aquellas con experiencia en partos ejercían como matronas.

Fika Hernando, 2011

La primera doctora en Gran Canaria

Foto de mujer anciana sonriente, con gafas.A principios del siglo XX encontramos la figura de Carlota María Angélica Carolina del Pilar Hungría de Fátima de la Quintana y López de Arroyave, nacida en Artenara, Gran Canaria, de padre abogado y madre con formación científica en Astronomía, la primera doctora especialista en Otorrinolaringología de Canarias y la tercera de España.

Conocida como la “médico de los pobres”, desde pequeña tuvo muchas inquietudes fomentadas por su familia, que le permitieron y alentaron a estudiar en una época en la que a la mujer sólo se le permitía conocimientos para ser una “señorita de bien”.

Estudió Magisterio, porque era a lo que podía optar en aquel momento, pero nunca ejerció como maestra y cuando termina la carrera, viaja a Madrid con su padre en busca de alguna profesión que le apasionara. Así y gracias a los contactos de su padre, entra en la Facultad de Medicina, profesión de la que se enamoró, a pesar de las dificultades y situaciones incomodas que vivió por ser mujer, como por ejemplo no poder asistir a las clases de Ginecología. Aun así, termina su carrera siendo la número uno en la primera convocatoria y doctorándose, tras lo cual, y gracias a su posición económica, siguió formándose en Alemania y en Suiza.

Carlota ejerció varios años en Madrid, entre las décadas de los 60 y 70, en centros públicos y privados, y en Gran Canaria, donde atendía entre otros a los más necesitados sin cobrarles en muchos casos, o proporcionándoles medicinas sin cobrárselas.

Las mujeres enfermeras

Las primeras escuelas de enfermería comienzan a aparecer, en España, alrededor de 1930, fundamentalmente encaminadas a la formación sanitaria de mujeres.

La primera escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios, en Tenerife, fue la Escuela Universitaria de Enfermería Fundación Jiménez Díaz, que se reconoció oficialmente el 27 de marzo de 1963. La escuela en Gran Canaria tendría que esperar hasta 1971, adscrita a la Facultad de Medicina de La Laguna.

El título de ayudante técnico sanitario se creó en España en 1953 para unificar las profesiones auxiliares sanitarias (enfermera, matrona y practicante) y se prolongó hasta 1977, año en que pasa a ser universitaria. La Rehabilitación y Fisioterapia constaban como una especialidad de Ayudante Técnico Sanitario, con un año de duración. Será en 1980 cuando se independicen y aparezcan como grado.

Benedicta Ojeda Pérez, nacida en el munVista de mujer mayor con gafas, sonriente, de pie.icipio gran canario de San Bartolomé de Tirajana, aunque no es la primera enfermera de Canarias, como hemos visto, por su trayectoria personal y laboral puede ser considerada como la “enfermera madre del colectivo de Enfermería” ya que por sus clases pasaron gran parte de las profesionales que hoy ejercen en Gran Canaria y en gran parte de las demás islas, como comenta su amigo y profesor de la ULGC, Rafael Vallespin.

Benedicta estudió ayudante técnico sanitario -ATS- en un centro de régimen internado en Granada, porque en Canarias no existían centros de formación. Cuando regresó a Gran Canaria tras terminar sus estudios, trabajaría en el Pino y en El Hospital Insular. Fue la primera jefa de estudios de la Escuela de ATS femenina creada por el Cabildo Insular de Gran Canaria en los años 70, y también fue la primera directora del Departamento de Enfermería en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y la primera en obtener la plaza de Profesora Titular de Escuela Universitaria y posteriormente la de Catedrática de Escuela Universitaria.

En 2011, Benedicta Ojeda se jubiló y, por toda su labor desarrollada, y su gran aportación a los estudios de Enfermería, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria renombró una de las aulas de la Facultad de Ciencias de la Salud como ‘Aula de la Profesora Dra. Benedicta Ojeda Pérez’.

Fuentes consultadas

Fallece Benedicta Ojeda, Catedrática jubilada de la ULPGC

Benedicta, la «enfermera madre» de Gran Canaria

De la retaguardia a la mayoría: las primeras universitarias de Canarias

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