Cuando Knebworth vibró con Robbie
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En la época en que los grupos de pop y rock marcaban la actualidad musical, solía ocurrir que uno —o una— de sus componentes decidiera probar suerte en solitario. La apuesta no siempre salía bien; pero, cuando lo hacía, podía dar lugar a historias como la de Robbie Williams.
Salido de una de las boy band más famosas del Reino Unido, Williams tuvo un arranque prometedor en 1997. Alcanzó la cima en el verano de 2003, al participar en el que probablemente haya sido el Festival de Knebworth más concurrido, encabezando el cartel durante tres días consecutivos. Una selección de las canciones que allí se tocaron, la recogió el disco Live Summer 2003 (CD 1472).
La vida de Robert Peter Williams no ha sido un camino de rosas. El alcoholismo, las drogas, la depresión y otros contratiempos, físicos y mentales, no se lo han puesto fácil. A los dieciséis años se unió a Take That, el emblemático grupo vocal que, a mediados de la década de 1990, disfrutaba de un enorme éxito en Europa y Asia. Sin embargo, su relación con los otros miembros terminó por volverse insostenible y acabaría fuera. Debido a los derechos contractuales, no pudo fichar por una nueva discográfica hasta un año más tarde, una vez que Take That se hubo disuelto.
Entre 1997 y 2002 sacó cinco álbumes de estudio que fueron número 1 en el Reino Unido y en otros países europeos. El suyo era un pop con más de una influencia, desde el swing de Frank Sinatra hasta el Britpop de Oasis, sin olvidar su admiración por Freddy Mercury y Queen, Elvis Presley, Tom Jones o Bono. En las tareas compositivas lo acompañó, desde un principio, el productor Guy Chambers, quien también se acredita en el quinto trabajo, titulado Escapology. A este lanzamiento siguió una gira mundial en la segunda mitad de 2003. Dentro de ella, del 1 al 3 de agosto, Williams dio tres conciertos en Knebworth (Inglaterra) ante más de 375 000 personas (y otros tres millones y medio de seguimiento televisivo y on line).
Para su edición y comercialización, se eligieron catorce de los temas interpretados en aquellas tres tardes-noches, incluyendo una serie de pregraps con bromas, presentaciones y otros entretenimientos. Aquí destacamos solo dos. Feel había sido el primer sencillo promocional de Escapology. Lanzado en diciembre de 2002, no fue el esperado número 1 navideño, pero sí que se convirtió en el mayor éxito internacional de Williams y en su single más vendido en Europa. En los conciertos, lo cantó en el último tramo del setlist:
La última noche de Knebworth se cerró con Angels. El origen de la canción es algo rocambolesco. El cantautor irlandés Ray Heffernan afirmó haber escrito una primera versión en 1996 y que, tras conocer casualmente a Williams, grabaron juntos una demo. Williams reconocería el hecho, pero añadiendo que él y Chambers reescribieron el tema después. El asunto se zanjó comprando los derechos a Heffernan antes del lanzamiento de la canción en el 97. Quedará como su single más vendido, pese a que tampoco pasó del número 4 en las listas del Reino Unido. En cualquier caso, la balada —un verdadero himno para sus fans— puso el broche a aquel 3 de agosto, certificando la entrega del público:
Live at Knebworth, o Live Summer 2003, marcó el punto álgido en la trayectoria comercial de Robbie Williams. La era de las descargas digitales (legales o piratas) ya estaba trastocando el sistema de ventas basado en el formato físico. De hecho, este fue su último disco publicado en casete, además de en CD, y el único en vivo de todos los suyos. Esto no le impide haber vendido, entre todos sus trabajos, el equivalente a 75 millones de discos en el mundo entero. En esa trayectoria hay lugar para colaboraciones, reencuentros puntuales con sus compañeros de Take That y, por supuesto, más material propio. Lo último, el pasado septiembre, es un recopilatorio celebrando sus veinticinco años de carrera en solitario, en el que reinterpreta, con acompañamiento orquestal, un puñado de los temas de siempre.