Deadpool (2016)
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Un antihéroe con incontinencia verbal. Dotado de un sentido del humor oscuro y retorcido. Que reparte tiros y tortas a diestro y siniestro. Que no deja vivo ni al apuntador. Ríete del sarcasmo de Iron Man, ríete de los monólogos de Spiderman. Olvídate del hombre de acero, del hombre murciélago, o de cualquier personaje de la franquicia Vengadores. Nadie alcanza el nivel de este individuo que viste de rojo para evitar el problema de las manchas de sangre. Su nombre: Deadpool (DVD 10516). Su misión: hacerte pasar un buen rato este fin de semana.
Basada en el personaje de Marvel Comics del mismo nombre, la película trata de un ajuste de cuentas. El que persigue Wade Wilson, un mercenario, antiguo miembro de las fuerzas especiales de los Estados Unidos, contra el hombre que lo convirtió en un ser con poderes extraordinarios a costa de casi destruirle.
Expuesto así, el argumento no tiene nada de original. Ni lo pretende. De hecho, se dan cita todos los tópicos y lugares comunes en estos casos: el superhéroe, el villano malvado, la chica del superhéore, los esbirros del villano, las amistades del superhéroe... Solo que, ahora, al protagonista no le mueve la defensa de la ley, del orden, de la sociedad o de los más débiles, sino la pura y simple sed de venganza. Caiga quien caiga, y cueste lo que cueste. Tampoco es que Wilson fuera un dechado de modales en su vida anterior; pero eso es algo que tendrás ocasión de comprobar por ti mismo.
Para Tim Miller, Deadpool ha sido la oportunidad de debutar como director de largometrajes, ya que su bagaje se reducía a un puñado de cortos y al campo de los efectos visuales. Para Ryan Reynolds también fue un paso importante, después de una carrera con altibajos, entre los que destaca la buena acogida de Buried y el varapalo que se llevó Linterna Verde (otro superhéroe, pero de DC Comics).
La película funcionó en taquilla y recibió críticas positivas. El humor irreverente, los diálogos ágiles, la acción trepidante, los efectos visuales y, sobre todo, la capacidad inagotable de autoparodiarse, explican el éxito. Por el mismo camino va su secuela Deadpool 2, ya en cines. Y es que, al fin y al cabo, de lo que se trata es de disfrutar una hora y pico de entretenimiento insustancial, desde los créditos de inicio hasta el último guiño. Tú dirás si lo consigue o no.