#milibrofeministaBULPGC: Ellas nos lo cuentan (II)

23 Abril 2021

¡Feliz Día del Libro! Hoy, en nuestro espacio virtual, nuestro segundo post #milibrofeministaBULPGC: Ellas nos lo cuentan (II). Laura Freixas, Carolina Mesa Marrero, Inmaculada Galván Sánchez, Juana-Rosa Suárez Robaina y Sofía Valdivielso Gómez comparten sus lecturas violetas. ¡Gracias a todas por su colaboración!

Laura Freixas

Escritora, autora de novelas, ensayos y crítica literaria. Destacada por su labor investigadora y promotora de la literatura escrita por mujeres. Es presidenta de honor de Clásicas y Modernas, asociación para la igualdad de género en la cultura.  "Recomiendo los Diarios completos de la poeta estadounidense Sylvia Plath (1932-1963). Son los escritos íntimos de una mujer con talento, trabajadora, sensible, con intensos deseos y aspiraciones... y que se enfrenta a los dilemas y a las dificultades propios de las mujeres modernas. Su lectura nos ayuda a entender mejor nuestras experiencias, nuestras dudas, nuestras relaciones (con la madre, con los hombres...), en una palabra, nuestras propias vidas."

Carolina Mesa Marrero

Directora de la Unidad de Igualdad y profesora de Derecho Civil en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.  "En el marco de la iniciativa promovida desde el espacio violeta con motivo del día internacional del libro, mi propuesta es una obra colectiva que lleva por título El levantamiento del velo: las mujeres en el Derecho privado, García Rubio, Mª P., y Valpuesta Fernández, R (Directoras), Tirant lo Blanch, Valencia, 2011, que recoge las aportaciones presentadas por un numeroso grupo de juristas al primer Congreso sobre la Feminización del Derecho privado, celebrado en Carmona (Sevilla) en mayo de 2009, centradas en el análisis jurídico, desde una perspectiva de género, sobre la situación y los problemas de las mujeres en la sociedad. Considero que es una obra pionera en los estudios de género dese el ámbito jurídico, ya que apuesta por la incorporación de la perspectiva feminista a la investigación del Derecho privado y supone, además, el punto de partida del llamado Movimiento Carmona, foro de encuentro y debate que ha tenido como resultado otras publicaciones, y con el que se pretende consolidar esta línea de investigación del Derecho privado y avanzar en la realización efectiva del principio de igualdad entre mujeres y hombres."

Inmaculada Galván Sánchez

Doctora en el ámbito de Organización de Empresas e investigadora en Economía Social , Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Directora del Servicio de Economía Social y Cooperativas de la ULPGC. "Este libro llegó a mi e-book por pura casualidad. Realmente era una oferta de la propia editorial que, por puro algoritmo, me informaba de que este libro quizás “me podía interesar”. Leí la sinopsis y descubrí que era una recopilación de relatos cortos de la autora, Charlotte Perkins Gilman, escritora estadounidense que contaba con grandes aportaciones en su obra literaria sobre feminismo radical de finales del siglo XIX y principios del XX. Por suerte, en esta ocasión, los algoritmos no se habían equivocado y, el libro me interesó desde el primer momento. “Si yo fuera hombre” comienza con un relato, muy irónico que da nombre al libro, contado en primera persona por Mollie, una “verdadera mujer del siglo XIX”, viviendo literalmente en el cuerpo de su marido. La descripción brillante, por parte de la autora, de cómo Mollie descubre la comodidad de estar aferrada al suelo con libertad y firmeza, porque sus zapatos no la obligan a sentirse inestable sobre un tacón. O incluso, su sensación de bienestar sentada en el asiento del tren, donde ahora todo encaja, se ajusta a su espalda perfectamente, porque su cuerpo tiene el tamaño correcto, el de un hombre. Este relato avanza, describiendo la sensación de Mollie como hombre y, cómo se da cuenta del poder que tiene ahora y, lo más importante, decide no callarse y utilizar su nuevo cuerpo para comenzar a cambiar lo que le rodea. Después de este primer relato, casi divertido, comienzan los relatos sobre otras mujeres inteligentes, cultas y con grandes capacidades que se ven inmersas en relaciones sentimentales nada sanas, de las cuales deciden salir. Me impactó en todos los relatos la gran sororidad presente en cada uno de ellos. Como los personajes femeninos eran capaces de valorar la hermandad entre mujeres como fórmula de empoderamiento, por encima de mantener las reglas sociales implantadas por el patriarcado. El relato llamado “El vuelco” es de obligada lectura para todas las mujeres que han crecido con una literatura basada en el amor romántico donde la “otra” siempre es la culpable de que tu vida se haya derrumbado socialmente. La autora llega a un sorprendente desenlace (incluso para mí, a pesar de sentirme una mujer feminista) para un libro del siglo XIX. Ante una situación de abuso de poder por parte de un hombre sobre una mujer más joven y débil, la esposa protagonista no asume el papel de esposa humillada ante el “qué dirán”, sino que aplica la sororidad, siendo capaz de entender que la joven es una víctima más, al igual que ella misma, del poder del patriarcado y, ambas toman una decisión valiente, juntas y unidas. Para mi este libro fue una revelación, porque en pequeñas pinceladas deja claro cuales son las conquistas pendientes, aún en este siglo XXI, con respecto a la igualdad y al empoderamiento de la mujer. Aquellos pensamientos involuntarios que, tenemos insertados en nuestros cerebros por una práctica social marcada por las reglas del patriarcado, saltan como alarmas en cada uno de estos relatos que no dejan de ser actuales. En su lectura, me he dado cuenta de que, a pesar de lo que podemos pensar de forma consciente, en nuestro subconsciente, se instalan unos esquemas sociales contra los que debemos revelarnos y actuar. Como mujer, aplicar la sororidad en mis momentos de juventud no fue fácil; no era algo que se prodigara de forma natural en el comportamiento entre mujeres adolescentes y jóvenes de finales de siglo XX, aunque para mí era un valor inherente que mi hermana me había hecho vivir desde pequeña. Como miembro de la comunidad universitaria, siempre he intentado dejar una impronta de sororidad y de colectividad en mis acciones, si bien, en algunas ocasiones me he sentido “bicho raro”, porque las normas sociales también se instauran de forma inconsciente en nuestro entorno laboral y, aún hoy, no todas o todos llegan a ver dónde deben saltar las alarmas."

Juana-Rosa Suárez Robaina

Docente e investigadora en la Facultad de Ciencias de la Educación de la ULPGC y de la que es, actualmente, Vicedecana de Estudiantes, Cultura e Igualdad. 

"Difícil resulta elegir “una” obra que suponga un antes o un después en la conciencia feminista. ¿Elegimos aquella que nos mortificó ante su desatino o por el contrario la que consideramos acertada por su contribución a cambiar la mirada, a colocar a la mujer en perspectiva? Confieso que la obra que me marcó y arrojó luz, mucha luz, fue la magnífica Historia de las mujeres en Occidente, un proyecto de Taurus que arranca en el año 1990 y culmina tres años después: en total, cinco tomos capitaneados por Georges Duby y Michelle Perrot que consulté parcialmente cuando inicié mi Tesis doctoral (defendida en 1999). Se trataba de un conjunto de setenta especialistas desgranando el papel de las mujeres en una obra monumental, plural, que quiso ser (afirmaban sus coordinadores), “balance provisional, instrumento de trabajo, placer de la historia y lugar de la memoria” (1992, vol. 2, p. 10). Pero como no es precisamente una obrita para llevarse a la playa voy a mencionar ahora algunos hallazgos que sigo consultando y que recomiendo sobremanera: del verano pasado (2020) y en formidable edición de Capitán Swing, Las invisibles ¿Por qué el Museo del Prado ignora a las mujeres, un delicioso y documentado ensayo de Peio H. Riaño que reivindica una nueva narrativa artística de la mano (o del pincel) de la mujer: “El museo del presente y del futuro debería ser el lugar desde el que construir las gramáticas para la nueva sociedad” (2020, p. 171). El mismo calificativo me persigue en el siguiente título editado por Seix Barral: La mujer invisible, un contundente y más que recomendable ensayo de la periodista y activista Caroline Criado Perez, una sólida investigación que pone el foco en la necesidad “apremiante [de] cerrar la brecha de datos entre los géneros” (2020, p. 15). Y finalmente, y quizá pensando algo más en el interés inmediato de mis estudiantes universitarios que demandan mi opinión sobre una obra de ficción alternativa, me quedo con Mi nombre es Ella, de Margaret Peterson Haddix (2010, Ediciones Versátil) que llegó a mí hace escasas semanas por encargo de mi hija. Se trata de una vuelta de tuerca a partir del convencional encaje del zapatito y final feliz de La Cenicienta. En este relato de Peterson Haddix asistimos a lo que ocurre justamente tras la supuesta petición del matrimonio. Vemos a la joven Ella Brown (ahora Princesa Cynthiana Eleonora), inmersa en un proceso frenético de instrucción en palacio. Ello le hará ser, supuestamente, merecedora de su nueva condición social. Lo más importante, la constante voz en off de Ella: su punto de vista y la no aceptación de una realidad que le quieren imponer y que en absoluto le gusta. Como si de una obra teatral se tratase, los pensamientos de Ella son auténticos “apartes”, cómplices con quien lee, y que nos permiten conocer su rechazo a un escenario de vida en el que no se siente cómoda, y su desconcierto ante un príncipe que apenas le concede unos minutos diarios de su “intensa” agenda (cazar…). Aun con fisuras en el desarrollo de los personajes, lo mejor, la reescritura (otra versión) de los antecedentes del baile y el final abierto, hecho este que nos coloca ante el mayor acierto del relato: la mujer que escoge."

Sofía Esther Valdivielso Gómez

Licenciada en Ciencias de la Educación. Doctora en Psicopedagogía. Profesora del Departamento de Educación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 

"Tal vez, el que me abrió la puerta al estudio del feminismo fueron tres. El primero dirigido por Celia Amorós (1995) y en el que distintas pensadoras explicaban algún concepto, titulado Diez palabras clave sobre mujer, el segundo de Kate Millet (1995), Política sexual y el tercero también de Celia y publicado en 1997, Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y posmodernidad. A partir de estas tres lecturas comencé un viaje en el que aún sigo. Mi conciencia feminista surgió en el seno de mi familia, una familia numerosa en la que no nos trataban de la misma manera si éramos niñas o niños. Mis hermanos disfrutaban de privilegios que yo no podía y eso lo consideraba injusto y me rebelaba. Mis primeros contactos más formales con la igualdad fueron en Alemania, en el instituto UNESCO para la educación, donde trabajé dos años (1992-1994). Allí, el discurso de la igualdad ya estaba presente. La preparación de la conferencia de Beijing en 1995 ya estaba en marcha y muchos fueron los documentos que llegaban al instituto sobre esa conferencia en la que se presentaban datos y describían realidades sobre las mujeres en el mundo que me empujaron a seguir estudiando. Eran documentos políticos, no académicos. Los textos académicos llegaron cuando regresé de Hamburgo y son los que he comentado." https://espaciovioleta.biblioteca.ulpgc.es/2021/04/21/milibrofeministabulpgc-ellas-nos-lo-cuentan-i/

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