25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres 2020

25 Noviembre 2020

25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, fecha que lamentamos que siga siendo necesario marcar en el calendario pero que, según las cifras, aún estamos lejos de poder desterrar de nuestra agenda social.

La pandemia silenciosa

En España se decretó el estado de alarma el 14 de marzo de este extraño 2020. Desde ese primer fin de semana, las redes se convirtieron en salas de conciertos, de exposiciones, de conferencias; rincones de un bar donde tomarte algo con las amistades, la cocina familiar en la que hablar durante horas frente a los fogones de mamá o de la abuela… todo con la pantalla de por medio. Raro, sin duda alguna, diferente, pero pudimos continuar adelante. Una crisis desde el privilegio del hogar, del lugar seguro, de las casas hiperconectadas.

Desde ese día, cuando nos convertimos en personas confinadas, muchas realidades quedaron relegadas, ocultas tras las puertas. Y no todas esas puertas guardaban un espacio de seguridad y confianza, de calidez y familiaridad.

Las denuncias por violencia de género descendieron durante el confinamiento pero, en todo el mundo, las llamadas y las consultas a través de webs, correos electrónicos y teléfonos de asociaciones e instituciones que se dedican a la atención por violencia de género, se multiplicaron. ¿Qué estaba ocurriendo?

Antes de la pandemia

Antes de que existiera el COVID-19, la violencia de género ya era una de las violaciones de los derechos humanos más flagrantes. Según ONU Mujeres, en los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero  o excompañero sentimental.

La violencia contra las mujeres es un problema de salud mundial de proporciones epidémicas.

                                              Margaret Chan, directora general de la OMS

Si miramos las cifras de otras asociaciones no resultan más halagüeñas: el informe de la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE (FRA), Violece against women: An EU-wide survey, indica que el 20% de las mujeres de la UE mayores de 18 años sufren violencia física en el contexto de la relación de pareja, el 43% violencia psicológica y el 7% violencia sexual ejercida por sus parejas o exparejas.

Por su parte, el informe Global study on homicide. Gender-related killing of women and girls de Naciones Unidas, muestra que cada año 50.000 mujeres son asesinadas en el contexto de la violencia de género y de las relaciones familiares.

La "Tormenta Perfecta": impunidad & confinamiento

El objetivo principal de la violencia de género no es el daño, sino el control y el sometimiento de la mujer a los dictados que impone el agresor, por lo que las condiciones de un confinamiento son diabólicamente cómodas para el maltratador.

Si a ello le sumamos el incremento de dos elementos señalados  como potenciadores del riesgo de violencia, como son el alcohol y la pornografía, tenemos la tormenta perfecta.

Durante el confinamiento, las ventas de alcohol se incrementaron en un 84,4% y la pornografía, un 61,3%.

A esta realidad, hay que sumar las dificultades añadidas por el aumento de paro y la falta de independencia que ello acarrea, lo que dificultará que la víctima pueda empezar una nueva vida lejos de ese infierno. Las circunstancias sociales y económicas generadas por la pandemia, se mire por donde se mire, afectan especialmente a las mujeres.

Dormir con tu enemigo

Según el Dr. Miguel Lorente, “las circunstancias del confinamiento hacen que la violencia sea más continuada y que las agresiones puedan dirigirse a regiones anatómicas distintas de las habituales pero, sobre todo, hacen que haya aumentado la violencia psicológica y la violencia sexual, y que el impacto haya afectado de manera intensa a los menores que convivan en el hogar.”

El agresor se siente impune porque las condiciones de aislamiento benefician el control y el sometimiento, golpea donde se ve, pues ya no hay ojos extraños que puedan ser testigos. La violencia psicológica y sexual debilita a la víctima, la hace sentir más indefensa, con menos autoestima y esto hará cada vez más difícil que contemple la posibilidad de huir. A esto hay que sumarle la presencia constante de lxs menores y el temor de que también se conviertan en objetivo del maltratador.

La violencia después del confinamiento

Cuando la situación varía, aparece el temor del agresor a perder el control y a ser denunciado, por lo que una vez más, el riesgo de que se incremente la violencia vuelve a surgir, como queda recogido en diferentes estudios que han analizado el aumento de la violencia de género y de los homicidios tras grandes desastres, que confirman cómo se dispara el riesgo al percibir que se pierde el control cuando las circunstancias se modifican, sobre todo cuando la mujer decide separarse o avisa de que piensa hacerlo.

La pandemia que asola todo el mundo

Desde el comienzo de la pandemia, los teléfonos de asistencia en Singapur y Chipre registraron un incremento de más del 30%.

En Australia, se recibieron un 40% más de solicitudes de atención en casos de violencia.

En Francia, los casos de maltrato aumentaron un 30% desde el 17 de marzo.

En Argentina, las llamadas de auxilio por violencia doméstica subieron un 35% desde el 20 de marzo, cuando se inició la cuarentena.

En el Reino Unido, las llamadas, los correos electrónicos y las visitas a la página web de Respect, ONG que lucha contra la violencia de género, han aumentado un 97%, un 185% y un 581%, respectivamente. En las tres primeras semanas de confinamiento, catorce mujeres y dos niños fueron asesinados en este país.

Servicios de asistencia silenciosos: mascarilla 19

La discreción, el facilitar medios e infraestructuras para que las mujeres que sufren violencia de género y sus hijxs, puedan ser atendidos y salir del infierno en el que viven, sin huir por los tejados; debe ser una prioridad de todos los Estados. Los recursos para afrontar esta lacra silenciosa que lleva años asesinando a mujeres, deben ser contemplados en todos los planes de emergencia como algo fundamental e incuestionable.

Como recordaba Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, los derechos y las libertades de las mujeres son esenciales para lograr sociedades fuertes y resilientes, por lo que es básico que su protección forme parte de las prioridades de cada país para salir de esta crisis. 

En esta línea, el Instituto Canario de Igualdad (ICI),  ha sido pionero en poner en funcionamiento la campaña silenciosa Mascarilla 19: las mujeres que sufren violencia pueden acudir a una farmacia y pedir "mascarilla 19" y desde la farmacia se da aviso al 012. Son muchos los países y las CCAA que han copiado este modelo.

Tolerancia cero con todas las formas de violencia

Teniendo en cuenta las cifras de violencia que tienen como protagonistas a las mujeres y a las niñas, urge una reflexión. La lucha por la igualdad de género no puede ocupar un segundo lugar, ni en un momento como el actual ni nunca.

No hay crisis de la que podamos salir si no es desde la equidad y el respeto, desde la igualdad, desde el reconocimiento de que vivimos en una sociedad machista y patriarcal, que aún justifica ciertos comportamientos violentos. Fundamental educar a las nuevas generaciones en la identificación de todas las formas de violencia: física, verbal, sexual, psicológica, económica... identificar y denunciar. Tolerancia cero con todas y cada una de ellas.

 

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