La desigualdad de género en el mundo en 2017
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Por primera vez en 10 años la paridad ha sufrido un retroceso en todo el mundo. Un noviembre más, los datos del Global Gan Gender de 2017 invitan a la reflexión y al espíritu crítico. Este informe sobre desigualdad de género es elaborado desde el año 2006 por el Foro Económico Mundial,organización sin ánimo de lucro que tiene su sede en Suiza.
Para la realización de este estudio, el FEM valora cuatro aspectos en 144 países: logros educativos, salud y supervivencia, oportunidades económicas y empoderamiento político.
Datos que no invitan al optimismo
Desde el primer estudio realizado en el 2006, los avances han sido muy lentos pero constantes. Esta es la primera vez que la tendencia ha variado, por lo que el FEM no ha dudado en calificar estos resultados como "un duro revés".
En 2017 no hemos visto avances hacia la paridad; más bien al contrario, la evolución se ha detenido. Incluso el camino se ha revertido.
Saadia Zahidi, responsable del parámetro de educación del FEM
Bulgaria, Canadá, Francia, Bolivia, Dinamarca y Reino Unido son las naciones que han protagonizado los mayores saltos cualitativos. Todos se encuentran entre los veinte primeros. Al otro lado de la lista, con los peores resultados:
- Yemen. Sin mujeres en las instituciones políticas. Sin leyes de género y con prohibición expresa de acceso de la mujer a los servicios financieros.
- Pakistán. Sin normas de igualdad aunque con permisividad legal para negociar con las mujeres. Tuvo una presidenta, Benazir Bhutto, asesinada en 2007.
- Siria. Sin leyes de igualdad. Las hijas no tienen derechos de sucesión ni de herencias.
Europa, tierra de contrastes
Europa es la región que mejor resultado obtiene, aunque es la que más disparidades experimenta entre sus países. También es donde más se estancan o incluso revierten los avances observados.
De los veinte países de la región analizados, nueve han mejorado su puntuación general en comparación con la del año pasado y once han retrocedido.
A la cabeza del ranking, una vez más, los países nórdicos: Islandia, Noruega, Filandia y Suecia. Irlanda, con un respetable octavo puesto también se mantiene entre los primeros diez en igualdad de género, Francia se coloca en el undécimo lugar, seguida de Alemania, Dinamarca y Reino Unido. Y por la cola nos encontramos a Grecia, Italia, Chipre y Malta.
Resulta inevitable no hacer una valoración que vaya más allá de estos datos: la precariedad y los recortes no ayudan a eliminar la brecha de la desigualdad entre hombres y mujeres, es más, aumenta el abismo y condena a las generaciones venideras a sufrir el mismo mal.
La situación de España
Desde el punto de vista global, España ha pasado del puesto vigésimo noveno que ocupaba en el 2016 al vigésimo cuarto de este año. Este ascenso ha sido posible gracias a los valores de empoderamiento político, salud y esperanza de vida, donde hemos mejorado.
Sin embargo, hemos descendido en el área relacionada con los puestos laborales ocupados por legisladoras, altas funcionarias y directivas. La igualdad de sueldos sigue siendo otra asignatura pendiente. En el apartado de participación y oportunidad económica también hemos perdido puntuación, del 72 al 81.
En educación se refleja perfectamente esta dicotomía: por un lado, la tasa de alfabetización ha mejorado en 9 puntos. Sin embargo, en el campo de los logros educativos damos un paso atrás, al pasar del 43 al 45, pese a que en las matriculaciones en educación primaria, secundaria y superior ostentamos un primer puesto.
La realidad es que España se ha ido posicionando cada vez más lejos del decimotercer puesto que obtuvo en 2006, nuestra mejor puntuación, y esto debería ser un dato para la reflexión. ¿Qué está ocurriendo que no nos permite avanzar? Es más, ¿qué está ocurriendo que nos está haciendo retroceder?
La desigualdad reduce de forma drástica los recursos de talento de una parte substancial de la población global y, con ello, se reduce la capacidad de la humanidad a la hora de abordar los desafíos a los que se enfrentan las relaciones económicas en todo el mundo.
Klaus Schwab, fundador y presidente del FEM
El informe del FEM corrobora otro estudio de principios de año elaborado por Equileap en colaboración con la Universidad de Maastricht, en el que, de 43 firmas españolas analizadas, solo 6 están incluidas en el ranking de igualdad de género del sector privado.
#Yo trabajo gratis
Una de las mayores fuentes de desigualdad es el mercado laboral, tanto lo que tiene que ver con el acceso a determinados puestos de responsabilidad como lo concerniente al sueldo.
En 2015 el FEM había pronosticado que la brecha salarial se cerraría en el año 2133. El año pasado los resultados indicaban que se retrasaría hasta el 2186 y el estudio de este año arroja un alarmante cambio de fecha: no será hasta el 2234 cuando se consiga el cierre de la brecha salarial.
Sacando cuentas, en España las mujeres trabajan gratis una media de 54 días al año. O sea, si eres mujer y estás leyendo esto después del ocho de noviembre, es muy probable que estés trabajando gratis.
Para llamar la atención sobre este asunto, UGT ha lanzado, por segundo año consecutivo, la campaña #yo trabajo gratis, que está en funcionamiento desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre, periodo que coincide con el tiempo que las mujeres en España "regalan su trabajo".
"Esta diferencia, acumulada a lo largo de la vida laboral, asciende a más de 200.000 euros. Además, hay que tener en cuenta que de los casi ocho millones de mujeres que trabajaron, más de dos lo hicieron a tiempo parcial: una de cada cuatro empleadas tiene un contrato a tiempo parcial y más de un millón y medio accedieron a este tipo de jornada como única opción de entrar en el mercado de trabajo, no por voluntad propia.
Cristina Antonanzas, vicesecretaria general de UGT
Según la oficina de estadística Eurostat, la brecha salarial española se sitúa en el 14.9%, es decir, que las mujeres cobran a día de hoy, lo que los hombres cobraban hace una década.
El debate de la discriminación positiva
¿Cómo resolver la escasa presencia de mujeres en los distintos campos? La contradictoria expresión discriminación positiva se ha planteado como la respuesta a esta cuestión. Sin embargo, son muchas las voces que se levantan alarmadas ante tal posibilidad, argumentando que se trata de elegir al mejor candidat@, basándose exclusivamente en sus capacidades y no en su género.
El principio de igualdad no significa que debamos tratar a todos de la misma manera, sino que una situación desigual se ha de manejar de modo no equitativo para corregir el desequilibrio.
Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas
No obstante, si lo visualizamos como una carrera: ¿sería justo que el hombre saliese de la meta y la mujer diez metros más atrás?
Con datos tan alarmantes como los que arroja el Global Gender Gap Report o las cifras sobre violencia contra las mujeres, se nos hace muy difícil creer que la desigualdad esté considerado un tema prioritario. Y es que los derechos de las mujeres también son derechos humanos y como tal debemos reivindicarlos y exigir su cumplimiento.
Según Clara Guilló, profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, el problema de la desigualdad va más allá de lo estrictamente cultural, es una cuestión de poder, de pérdida de privilegios, y por eso cuesta tanto avanzar.
Cuando se trata de igualdad de género, la sociedad es mucho más permisiva que con cualquier otro derecho fundamental. Y esto se debe a que en estas ocasiones no lo vemos como algo esencial, y toleramos que sea postergable o pase a segundo plano.
Noelia Igareda, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Islandia, fuente de inspiración
Es habitual que los países nórdicos copen los primeros puestos en cuestión de políticas sociales, educativas y de género. Un año más, es Islandia el que ostenta ese reconocimiento. Y es que la igualdad no es cuestión de buena voluntad, no exclusivamente. Se necesitan iniciativas legislativas, cuotas, presupuestos y un compromiso real por parte de la sociedad y de los poderes políticos. Esa es la estela que ha seguido Islandia para posicionarse donde está. Un país donde la baja por paternidad es obligatoria y el 40% de los consejos de administración es femenina.
En esta misma línea de trabajo, el gobierno islandés aprobó en marzo, una reforma legislativa que obligará a las empresas a demostrar que no discriminan ni por género, etnia ni nacionalidad. La ley entrará en vigor en 2020. La previsión del gobierno islandés es que en el año 2022 la brecha salarial entre hombres y mujeres estará eliminada.
El ministro de Igualdad y asuntos exteriores, Thorsteinn Viglundsson ha afirmado que la iniciativa supondrá una carga burocrática para las empresas del país, pero que "es un paso necesario para luchar contra las injusticias".
Predicar con el ejemplo
Ante la cantidad de evidencias que demuestran que hombres y mujeres no somos iguales ni económica ni socialmente, y a la luz de los resultados del último Eurobarómetro, Europa ha decidido tomar cartas en el asunto y ha presentado un plan de acción para 2018 y 2019 que tiene como objetivo, combatir la brecha salarial.
Otro organismo que ha decidido actuar contra la desigualdad y predicar con el ejemplo es, precisamente el FEM, responsable del Global Gender Gan Report: la próxima reunión de Davos que celebra el FEM, estará dirigida, exclusivamente, por mujeres. La edición número 48 que se celebrará entre el 23 y el 26 de enero, estará encabezada por Erna Solberg, primera ministra de Noruega, y Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional. Junto a ellas estarán Sarhan Burrow, secretaria de la Confederación Internacional de Sindicatos; Fabiola Gianotti, directora general de la Organización europea para el Análisis Nuclear; Isabelle Kocher, consejera delegada de la empresa energética ENGIE; Ginni Rometty, presidenta ejecutiva de IBM; y Chetna Sihan, presidenta de la cooperativa de crédito Mann Deshi.
Esta nómina supone algo más que un gesto, especialmente si tenemos en cuenta que en la última reunión la presencia femenina era del 18%.
Tod@s perdemos
Si no hay igualdad, tod@s perdemos. El mundo pierde. La sociedad pierde. Perdemos en valores, en diversidad, en puntos de vista, pero también perdemos dinero, talento y oportunidades de avanzar, de mejorar, de construir una comunidad donde tod@s contemos.
Según estudios recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la paridad de género podría añadir 250.000 millones adicionales al PIB de Reino Unido, 1,7 billones al de Estados Unidos, 550.000 millones al de Japón o 320.000 millones al de Francia.
Los datos que nos aportan estos estudios, las noticias sobre maltrato, abusos y desigualdad...tal vez sea el momento de repensar la sociedad que queremos y la dirección en la que estamos yendo.
The Global Gender Gap 2017 (PDF, 11 MB)